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El hombre que se empeñó en entender

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Las memorias de Oliver Sacks, autor del libro que inspiró la películaDespertares, son una extraña mezcla de recuerdos de vida, retratos de personas conocidas y desconocidas, largos fragmentos de divulgación científica, explicaciones de teorías neurológicas, biológicas y hasta astronómicas, y comentarios sobre la creación de los libros del autor sobre temas como medicina, percepción sensorial, enfermedades mentales, anomalías psiquiátricas y viajes personales.

¿Un libro de recuerdos? Tal vez, pero sobre todo al comienzo, cuando Sacks cuenta su vida púber y adolescente, el descubrimiento de su identidad homosexual, las tragedias familiares y el despertar de su vocación como médico. A medida que su vida se va volviendo más pública, el texto empieza a convertirse en una descripción de los libros de los que es autor: la forma en que los escribió, las personas que los inspiraron, las dificultades y las repercusiones que tuvieron. Así, hay cierto cambio de densidad en En movimiento . Lentamente, las anécdotas y reflexiones se hacen cada vez más científicas y menos personales.

Sin embargo, hay hilos que mantienen unido al libro, que lo convierten en una unidad, empezando por la primera persona típica de la autobiografía, que se para a mirar su vida desde un presente determinado y trata de explicarla. En eso, Sacks escribe una “vida” clásica y lo anuncia desde la cita inicial: “La vida hay que vivirla hacia delante pero sólo puede comprenderse hacia atrás”, Kierkegaard. Si, como se dice varias veces, escribir es pensar y comprender, Sacks se sienta a escribir, mira hacia atrás y cuenta para entenderse y explicarse frente a los lectores y también frente a sí mismo.

El segundo hilo conductor es la pasión por la ciencia que mueve al autor: no solamente por la medicina en general o la neurología y los secretos de la percepción humana en particular sino por toda la ciencia. Escribe llevado por un deseo profundo de explicar racionalmente lo que sucede a su alrededor, desde el mundo natural hasta el espacio exterior, el universo. Este libro, como sus obras anteriores, es un intento por entender. Y es por eso que en muchos sentidos es un libro “de divulgación”. Sacks vuelve a ser clásico en el enfoque: su escritura didáctica transmite no sólo lo que sabe sino sobre todo su entusiasmo por el objeto de estudio y por el estudio mismo.

Un tercer hilo que aparece constantemente en el libro es el poder de las “historias”. Más de una vez, Sacks afirma que contar historias es parte de una tendencia natural de la especie humana y se define como “narrador médico”.

En movimiento tiene un manejo conservador del tiempo: la línea general de la autobiografía es cronológica. Sin embargo, tal vez por el deseo didáctico de ser claro, Sacks se aparta de esa línea cada vez que tiene que contar el final de las historias de las personas con las que se cruza. El esquema es siempre el mismo: nombra por primera vez a la persona del caso en el momento en que la conoce; después, se desvía del relato general para narrar escenas muy posteriores a ese primer encuentro, despedidas, muertes, reencuentros que se dieron años más tarde. Ese esquema se da cada vez que aparece un personaje secundario, ya sea una figura conocida como W. H. Auden o Robert De Niro, o un desconocido que lo marcó (como su tía, en el comienzo). Esos pequeños retratos parecen cuentos en estructura: son compactos, expresivos y completos. Y es que Sacks es un excelente narrador: es directo, conciso, tiene un lenguaje elegante y fácil de seguir, es claro y coherente en los conceptos.

No habla jamás de posiciones políticas (excepto las de su hermano esquizofrénico), pero deja bien en claro que es un hombre de mente abierta, capaz de criticar las ortodoxias de la medicina, la arrogancia de ciertos médicos, la competencia absurda, la falta de empatía humana, el abuso tecnológico. Es capaz de admirar a pueblos no europeos (como el de Guam) que no discriminan a los enfermos “mentales” como sí hace Occidente.

El interés principal de Sacks es el cerebro humano, la forma en que este procesa el mundo exterior y se comunica con él. En el último capítulo, describe una teoría según la cual construimos complejos mapas mentales para entender y entendernos. Cada uno de nosotros, dice, vive dentro de una narración que construye y que lo define. Eso hace En movimiento : cuenta en líneas paralelas tanto la vida de un individuo particular, Oliver Sacks como la evolución de la ciencia que lo marcó desde siempre. La red de narraciones que construye es compleja: como todo ser humano él es más que uno. Es médico, investigador, deportista, escritor y mucho más. Dentro de ese mosaico, cada lector encontrará campos que lo atraigan más. Tal vez sea posible leer el libro fragmentariamente, buscándose en diferentes historias, trazando un mapa personal como el que supuestamente construye el cerebro a lo largo de nuestra vida.