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“Quiero que mis lectores lloren, que se conmuevan y piensen”

Periodista:
Sarah Carr-Gomm
Publicada en:
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País de la publicación:
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Son pocos los que conocen su nombre real, Gigliola Zecchin, pero es una de las periodistas culturales más reconocidas y queridas de la Argentina. Llegó al país desde Italia a los diez años y hoy, con 71, está enamorada de Buenos Aires, “porque es infinita”, dice. Y sonríe. Hace menos de media hora que terminó de grabar Colectivo Imaginario, el programa que conduce en TN, y se prepara para la entrevista con Clarín. A esta altura, ya todos deben haber descubierto de quien se trata. Exacto: es Canela, y el motivo de la entrevista es la reciente publicación de su primera novela para adultos: En brazos del enemigo (Edhasa, 2013). Canela dice que no estaba segura, cuando empezó, de ser capaz de escribir una novela para adultos. “No tengo práctica”, reconoce, “pero sentí que ésta era una historia de largo aliento”. Así nació esta historia, que nos habla de afirmación personal, de encuentros y desencuentros, y del descubrimiento de la vocación, y lo hace a través del personaje de Lucía, una chica de origen provinciano y humilde que llega a Buenos Aires con la clara conciencia de que su destino está en el arte. Además, Lucía tiene la ilusión de encontrar a Nahuel, un amor de la infancia, cuadripléjico tras un accidente. Con el tiempo, Lucía luchará por conformar su propia familia más allá de los vínculos sanguíneos. Con otros que, como ella, luchan cada día contra la soledad: Primitiva, una inmigrante boliviana y Charlie, un hombre enfermo de SIDA. Mientras, en su “libreta roja”, Lucía irá anotando reflexiones de grandes artistas en torno a la estética, y con el tiempo irá añadiendo las suyas propias.

–¿Cómo definirías a Lucía?
–Lucía es una resiliente con inclinación por la belleza y con tendencia a generar obras con un significado social. En un momento se topa con el tema de los desaparecidos durante la última dictadura, algo que le toca de lejos, pero cuando lee el Nunca Más siente la necesidad de convertirlo en arte, de dar su propio testimonio. Es una persona solitaria que crea una familia con los que tiene alrededor, algo que es muy del mundo contemporáneo. Yo no sabía bien lo que quería mostrar, y terminé hablando de soledad.

–Ella llega a Buenos Aires con la ilusión de encontrar a Nahuel, pero se encuentra a ella misma...
–Sí, se encuentra con su propia vida. Yo no sabía que Lucía iba a madurar tanto durante la novela.

–¿Qué disparó la historia?
–Apareció mientras veraneaba en un lugar llamado Cuesta Blanca. Allí, vi una aerosilla que cruzaba de una casa al río atravesando la calle y pensé: “aquí hay una historia”. Ese fue el punto de partida y ahí apareció el personaje de Nahuel. En realidad quería contar cómo el que se enferma sufre discriminación y cómo se convierte, al mismo tiempo, en una especie de tirano que cambia la vida de los que lo rodean. Eso iba a ser la novela. Después la historia se fue construyendo. Me di cuenta de que quería incorporar todos los temas que me preocupan de nuestra sociedad: el abuso, la discriminación, la situación de los inmigrantes, el SIDA, la pobreza... El libro habla de cosas muy duras que nos tocan a todos muy de cerca.

–¿Qué te gustaría que pensara el lector al terminar la novela?
–Me gustaría que llorara, que se conmoviera y pensara. Cualquiera de las personas que se cruzan por la calle puede ser Lucía, Primi o Charlie. Todo en la novela es cierto o podría serlo, acá no hay fantasía.

–¿Por qué le atraen las libélulas a Lucía?
–Porque es el único bicho que puede volar en todas las direcciones y además es un insecto feroz. Ella se considera una mala persona, carga con toda clase de culpa, hasta de haber sido violada se siente culpable. La libélula le parece atractiva porque parece inocente pero en el fondo es un mal bicho, que es como se siente ella. Por eso, cada vez que se enfrenta a un problema, pinta en su techo una nueva libélula.

–De todo lo que hacés: tele, radio, literatura infantil, poesía... ¿qué disfrutás más?
–Escribir para chicos. También me gusta el periodismo cultural, la cultura sirve para que la humanidad saque sus trapitos al sol.