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"Mis documentos" de Zambra, cuentos sobre búsquedas y vacilaciones

Periodista:
Gabriela Mayer
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Buenos Aires.- El reconocido autor chileno Alejandro Zambra despliega una serie de personajes que transitan desorientadas búsquedas desde la infancia hasta la adultez en su primer volumen de cuentos, "Mis documentos", al que define como "un libro sobre esa vacilación entre el yo y el nosotros".

 

"Pienso que es un libro sobre pertenecer. Todos los personajes en alguna medida buscan pertenecer. A veces ni siquiera saben a qué", afirma a dpa el escritor elegido en 2010 como uno de los mejores narradores jóvenes en español por la prestigiosa revista británica "Granta".

 

La obra que por estos días edita Anagrama en Argentina también explora cómo "ninguna experiencia es totalmente privada, exclusivamente íntima", señala el autor de las novelas breves "Bonsái", "La vida privada de los árboles" y "Formas de volver a casa".

 

"Mi padre era un computador y mi madre una máquina de escribir", dice en las primeras páginas del volumen que presenta dos sugestivas teclas de computadora en su sobria portada: Alt y F4. Y "Mis documentos" bien puede leerse como una novela o como 11 cuentos archivados en la popular carpeta de Windows.

 

Zambra había escrito inicialmente varios relatos, pero nunca los había pensado como libro. "Al principio tenía la intención medio vaga de juntarlos, pero al releerlos los fui desechando y empecé a escribir otros. De pronto comprendí que no estaba escribiendo cuentos sino un libro que era mejor 'fragmentar' a manera de relatos".

 

Diversos cuentos, como por ejemplo "Instituto Nacional" y "Yo fumaba muy bien", que componen la segunda parte del libro, permiten rastrear aspectos autobiográficos. El primero transcurre en las épocas estudiantiles durante la transición democrática y el segundo da testimonio de un dificultoso intento por alejarse del tabaco ("Los cigarros son los signos de puntuación de la vida", se afirma en el relato).

 

A la pregunta de si le atrae desdibujar el límite entre lo autobiográfico y la ficción, el talentoso narrador nacido en 1975 responde desde Santiago de Chile: "No sé si me interesa borrar esa frontera, pero pienso que a veces es necesario, es necesaria esa búsqueda".

 

La primera parte del volumen está integrada por "Mis documentos", "Camilo", "Recuerdos de un computador personal", "Verdadero o falso" y "Larga distancia". Por allí desfilan vivencias de infancia y adolescencia con computadoras incluidas, el hijo de un exiliado en busca de su lugar, un ordenador que interfiere en la vida de su dueño, un padre separado y distante de su hijo y un telefonista nocturno que dicta clases en un instituto.

 

En "Mis documentos", el protagonista del relato asegura sobre los años posteriores a la dictadura de Augusto Pinochet: "La adolescencia era verdadera. La democracia no". Opinión que Zambra comparte: "Sí, en principio es eso lo que pienso sobre los años '90 chilenos, un tiempo complejo y triste, más o menos incomprensible todavía".

 

"Gracias", secuestro de una argentina y un chileno en un taxi en Ciudad de México, integra el último tramo del libro. También cierran el volumen "El hombre más chileno del mundo", "Vida de familia" y "Hacer memoria": Un hombre que cruza el Pacífico en busca de su ex novia, otro que se camufla en vidas ajenas y un autor que hilvana una dramática historia en un ejercicio metaliterario.

 

Por varios de los cuentos de "Mis documentos", ambientados en su mayoría en el Chile actual o reciente, rondan escritores, algunos de ellos trasuntos del autor. A la pregunta de qué los hace atractivos como personajes de ficción, Zambra sostiene: "La situación permanente de búsqueda, quizás. Pero no sé si un personaje escritor es de por sí interesante. A veces lo interesante es ese desacomodo entre las expectativas y la realidad".

 

A Zambra, quien empezó su carrera literaria como poeta ("Bahía Inútil" y "Mudanza"), le encantaría que en el libro hubiera "alguna resonancia" de su admirado compatriota Roberto Bolaño. "Es un escritor que leo desde hace muchos años y cuya obra disfruto sin reservas".

 

Consultado acerca de cómo analiza el panorama literario en su país, el escritor responde con optimismo: "Sé que queda mejor quejarse y decir que todo es malo, pero en literatura (y en el cine y en la música) me parece que hay muchos autores excelentes, que están haciendo cosas valiosas, más allá de las modas, desafiando las expectativas, haciendo lo que realmente quieren hacer".

 

Traducido al francés, inglés, italiano y alemán, el autor chileno admite tener actualmente varios proyectos entre manos ("soy un 'proyectista', como decía Elias Canetti, pero no podría decir nada demasiado claro sobre ellos todavía").

 

Mientras tanto, Zambra entiende la escritura "como una indagación permanente en algunas imágenes e intuiciones. Soy muy autocrítico y obsesivo hasta el TOC, pero disfruto enormemente la escritura, mucho".  A la vez considera que toda la literatura está subvalorada. "Ni qué decir la poesía, que es la que más disfruto como lector".

 

Y entre búsquedas de identidad, vacíos y vacilaciones que guían a sus personajes, Zambra escribe en "Yo fumaba muy bien": "Soy un corresponsal, pero me gustaría saber de qué".

© Gabriela Mayer, DPA