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Las decisiones económicas del kirchnerismo fueron implementadas con unalógica bélica

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- ¿Cuáles son los principales ejes de análisis del libro?

- Es importante para mí destacar desde un principio que lo que intenté con este libro es analizar cada una de las decisiones de política económica de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner con la mayor objetividad posible. Esto quiere decir que no me posiciono desde un kirchnerismo ciego que aplaude todo ni desde una oposición recalcitrante, que no rescata nada. En este trabajo mi objetivo es analizar cuáles fueron las decisiones económicas más importantes del kirchnerismo y, en ese sentido, cómo fueron tomadas. Es de ahí que puedo concluir en que las decisiones fueron tomadas en función de una lógica de batalla, y siempre tienen que ser interpretadas y reinterpretadas desde esa matriz. Por eso hay buenos y malos, bandos enfrentados, etc. Y esto va para todo: la reestructuración de la deuda, las intervenciones de la secretaría de Comercio, la pelea con el campo, el intervencionismo en el Indec, los intentos de combatir la inflación real, la pelea contra el dólar libre, la imposición del cepo, etc. 

- A partir de ese análisis ¿quiénes han sido los enemigos -reales o no- que aparecen en las batallas? 

- Es claro que los enemigos van cambiando, mutando, en función del contexto. Con la política de desendeudamiento al principio todos los acreedores eran enemigos, incluyendo a los fondos buitre. Después, cuando se van produciendo las quitas y los acreedores aceptan la oferta argentina, son los buitres los que quedan como enemigos. E inclusive, fondos buitre que acordaron, dejan de serlo. En el enfrentamiento con el campo, en 2008, el Gobierno le declara la guerra a un enemigo innecesario, porque se trataba del sector que más dólares le aportaba y le sigue aportando al país. Pero claro, el Gobierno le declaró la guerra y nunca más lo perdonó. 

Después, hay una lista larga de enemigos reales o imaginarios, muchos de los cuales los inventó el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, y que en gran medida se asocian al tema de la inflación. Primero los trabajadores del INDEC, sus principales directivos, antes de la intervención; después cuando no se pudo sostener más esa pelea, fueron los empresarios y los “agentes formadores de precios” los que ocuparon ese lugar, en un combate generalizado que aún perdura. Con el tema del dólar, pasó también: primero los enemigos eran todos los argentinos, que piensan y ahorran en dólares, y por eso vino el cepo, en una batalla cultural que estaba perdida de antemano. Después, en esa lógica, los enemigos pasaron a ser las cuevas, los empresarios, los bancos, los sojeros, que se quedaban con los dólares y pasaron a ser denominados golpistas. Con las nacionalizaciones los enemigos estaban más claros, desde el principio. En los casos de las AFJP, Aerolíneas Argentinas e YPF, fueron batallas necesarias, con enemigos más reales que en los otros casos. Y cabe aclarar que junto con la política de desendeudamiento, fueron batallas justas, desde mi modo de ver las cosas.

- ¿Cuál crees que va a ser la herencia de esta cultura política económica? Qué va a pasar en el próximo gobierno, gane quien gane?

- Creo que hay ventajas y desventajas. El saldo positivo es que se demostró que un presidente puede ostentar y sostener el poder, inclusive el económico, y en ese sentido puede derrotar a los poderes sin la necesidad de someterse. Como dije antes, el desendeudamiento, la nacionalización de empresas como AA e YPF y de las AFPJ con un claro ejemplo de esto. Por ejemplo, el próximo gobierno no va a tener problema con la deuda pesándole en la espalda. Lo negativo es que en muchas ocasiones ese estilo bélico impuso una manera de gobernar que no reconoce diferencias y que implica la búsqueda permanente de enemigos. Y no siempre hay enemigos del otro lado, como pasó con muchos temas, y en particular en la pelea con el campo. Los gobiernos tienen que reconocer que a veces hay quienes no piensan de la misma manera y que existen visiones e intereses diferentes. Y en gran medida buena parte de los problemas que va a tener que enfrentar el próximo gobierno, el tema de la inflación, la falta de dólares y la desaceleración del crecimiento, tienen que ver con esta forma de gobernar.