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Cazador de la cultura visual

Periodista:
Gill Bridgewater
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Por Graciela Baudel para Clarín

 

Así como existen los cazadores de tendencias, también existen los cazadores de cultura visual. Así se define Julius Wiedemann, brasileño con base en Alemania y director del área digital, de diseño y cultura pop de la editorial Taschen.


Wiedemann estudió diseño gráfico y marketing en su país y, para ejercer su trabajo visita una ciudad diferente cada cinco días . Parte de lo que “cazan” sus ojos está en Logo Design 3 , el libro que vino a presentar, que además de logos incluye entrevistas y casos de estudio, como el trabajo para el logo del Bicentenario de Imagen HB, la agencia encabezada por Hernán Berdichevsky y Gustavo Stecher.


¿Cuál es el sentido de reunir logos de todo el mundo en un libro impreso? “La internet ha servido para demostrar que no hay nada equiparable a ver las cosas personalmente ”, asegura Wiedemann y extiende ese concepto a los libros de arte, de infografía, de ilustración... “En la web la mirada está limitada por la pantalla. Y si te concentrás en un detalle no podés ver al mismo tiempo el conjunto . Además, y esto depende de la eficiencia del editor, claro, internet es muy desordenada, la información está, pero desperdigada y sin jerarquizar . En 10 o 15 años la web estará más ordenada, pero por el momento ahí tenemos un nicho para los libros visuales ”, explica, apostando desde lo conceptual por los libros-objetos.


Sin embargo, el editor admite que internet ha modificado el concepto de logo. “Ahora debe ser flexible para adaptarse a distintos medios, y una condición excluyente para su éxito es que pueda verse perfectamente a un tamaño de 16 x 16 píxeles (‘atom’), la medida de los íconos de Twitter y Facebook. Para tener una idea, hasta los años 80 el logo podía tener unas 30 aplicaciones diferentes. Hoy son más de 5000 y su diseño se ha hecho mucho más interactivo, quiero decir con esto que en el diseño no sólo participan las áreas publicidad, relaciones públicas y márketing, si no todos los departamentos de una empresa””. Por lo demás, JW sostiene que un logo debe ser “ innovador , distinto de todo lo que existe; capaz de ser recordado durante años y, por último, estar bien hecho, bien ejecutado”.


Wiedemann señala también que el concepto de “éxito” de un logo, es variable, porque si la marca se masifica mucho, eso puede convertirse en algo negativo. “Por otro lado, como el logo representa a la empresa, cuando se transforma en un ícono global, la responsabilidad de la firma es mucho mayor”, apunta.


Sobre la situación actual, cree que “estamos viviendo un renacimiento del diseño gráfico, la ilustración y hasta de la tipografía. Si en los 90, con la aparición de las herramientas digitales, se llegó a pensar que era algo que cualquiera podía hacer, hoy los empresarios están totalmente convencidos de que se trata de una inversión”, sostiene.

Fascinado por Buenos Aires y convencido de que la Argentina es una de las usinas de diseñadores e ilustradores más importantes del mundo, el brasileño ha incluido en el primer volumen de la serie Logo Design el caso completo de Nobrand, la colección de íconos sobre la identidad argentina de HB, una de sus agencias locales favoritas. “Ustedes tienen maestros como Shakespear, pero la nueva generación es tan buena como él”, dice, y pasa a caracterizar la actualidad del diseño gráfico en varios puntos del planeta.

Buen conversador, aunque a veces mezcle palabras entre el inglés, el castellano y el portugués, JW no saca el cuerpo cuando se le pide opinión sobre el diseño gráfico en otras regiones. “En Alemania, con algunas excepciones, el diseño gráfico sigue en la Bauhaus . En los Estados Unidos se diseña para la industria. Y los ingleses mezclan los estilos americano y europeo: bien, pero están dejando de estar de moda. De Europa, me gustan los españoles, tienen un diseño claro y limpio. América Latina, en cambio, en sus tres centros –Argentina, México y Brasil– es más caótica, pero más innovadora . Nuestra manera de crear es diferente y ofrecemos soluciones más flexibles”.

Con el ojo superentrenado, Wiedemann asegura que para Logo 3 vio entre 7 y 10 mil piezas , de las cuales seleccionó “apenas” 1.800. “Antes se decía que el diseño gráfico tenía un poco de cada cosa –concluye– ahora tiene mucho de todo”.