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La política de la anticoncepción, según Felitti

Periodista:
Pablo Chacón
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El libro, recién publicado por la casa Edhasa, en la colección Temas de la Argentina que dirige Juan Suriano, estudia un "objeto" que cuestionó la moral ambiente (no sólo en este país) sino, y sobre todo, cómo gestionar, la separación de hecho que producía entre reproducción y sexualidad.

Felitti es doctora en Historia por la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigadora del Conicet; sus temas de trabajo son la historia de las sexualidades, los derechos sexuales y reproductivos y el lazo entre sexualidad, política y religiones.

Publicó, entre otros libros, "Madre no hay una sola. Experiencias de maternidad en la Argentina", "Los 60 de otra manera. Vida cotidiana, género y sexualidades en la Argentina" y "Género y sexualidades en las tramas del saber. Revisiones y propuestas",

Esta es la conversación que sostuvo con Télam.

- La píldora ¿es una forma de "liberación" sexual, un nuevo modo de regular la fuerza de trabajo o una estrategia biopolítica?

- El desarrollo de la píldora anticonceptiva responde a diversos procesos. Por un lado tiene que ver con los avances en los estudios de la endocrinología, el ciclo femenino y el papel de las hormonas en él. Y a su vez se inscribe en las acciones que emprenden los países centrales, y en especial los Estados Unidos, para bajar la tasa de natalidad en los países del llamado Tercer Mundo ante el pánico que genera la "explosión demográfica".

- Pero hay algo más ...

- Sí, claro. Junto con los nuevos dispositivos intrauterinos y las esterilizaciones quirúrgicas, está en el centro del debate. Si bien responde a la demanda de muchas parejas, también formaba parte de programas financiados por organismos internacionales que tenían como objetivo controlar la natalidad, muchas veces en forma compulsiva.

Por eso la píldora pudo ser vista como símbolo del nuevo lugar de la mujer en la sociedad y de la revolución sexual en curso pero también como herramienta de control social.

- ¿Cómo repercutió el fenómeno en un país católico como la Argentina?

- Cuando aparece la píldora, la Iglesia está atravesando un período de grandes transformaciones. El Concilio Vaticano II introduce cambios significativos al proponer un mayor acercamiento a la sociedad. Durante una comisión especial estudió el tema de los anticonceptivos orales y la mayoría llegó a la conclusión de que podía aceptarse ya que lo que hacían era reproducir momentos de esterilidad natural en las mujeres.

En 1958 Pío XII admitió el uso de preparados hormonales para fines terapéuticos, para controlar el sangrado excesivo o regular el ciclo menstrual aunque su efecto fuera también anticonceptivo.

"Pero en 1968 y contrariando las expectativas que había generado la difusión del informe de mayoría de la comisión, Pablo VI anuncia Humanae Vitae y establece que el único medio permitido por la Iglesia para ejercer una paternidad responsable es la abstinencia sexual.

- ¿Y qué pasa en el gobierno?

- La noticia es recibida; coincide con los objetivos poblacionistas del gobierno. La alianza entre la cruz y la espada reconfigurada en los 30 encuentra otro punto de confluencia. Y no es sólo la Iglesia conservadora. La comprometida con el cambio social también recibe la directiva vaticana porque entiende que es una manera de ponerle un límite al imperialismo y reivindicar el valor que tiene la familia en América Latina.

- ¿Hubo grupos fundamentalistas que impidieran su distribución, que boicotearan a los laboratorios, incidentes de esa naturaleza?

- Más allá de los discursos en contra no hubo otro tipo de acciones. Sólo cuando el peronismo anunció el decreto 659 en 1974, que prohibía la venta libre de anticonceptivos y la planificación familiar en dependencias públicas, los laboratorios sintieron la presión. Era una época de mucha violencia y en ese contexto una prohibición así les dio temor pero pronto se dieron cuenta que los conflictos pasaban por otro lado.

- La píldora llega a la Argentina durante el gobierno de Frondizi. ¿Qué puede decirse al respecto?

- La modernización de las costumbres que se da en los 60 obedece a un contexto internacional que cuestiona esquemas tradicionales. En la Argentina tiene mucha importancia el legado que deja el peronismo para las mujeres ya que, por más que su discurso las instaba a quedarse en el hogar y a tener hijos, la movilización política que impulsan va en sentido contrario.

- ¿Qué pensás de sus efectos, a casi 50 años de la aparición de la píldora?

-Cualquier evaluación sobre la anticoncepción desde hoy tiene que tener en cuenta el impacto del VIH SIDA. Hasta los 80, el problema era el embarazo no planificado. Pero desde entonces debemos agregar la posibilidad del contagio. Por eso la píldora vuelve a estar asociada con las parejas estables, como en sus inicios.

De alguna manera la necesidad del preservativo como medio de prevención, volvió a poner a los varones en un lugar de decisión. La mayoría de las personas sabe cómo evitar los contagios, la información se conoce, pero siguen existiendo estereotipos, falsas creencias y relaciones de poder.