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Ciento Volando

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Si todos pusiéramos nuestra cabeza
al servicio del bien general —del bien—, acaso podría ser.
Pero nuestra cabeza, no sólo el sentimiento.
Yo puse la mía y tuvo gorriones y canarios, benteveos y calandrias, dichosos.
Antonio Di Benedetto (Pajaritos en la cabeza)

 

Cuando no queremos declarar la fuente de las cosas que confesamos decimos: Me lo contó un pajarito. La mayoría de las veces no nos detenemos a reflexionar acerca del significado de estos dichos.  Dicen  que “Me lo contó un pajarito” nace en la antigua Roma.  Cuando una tormenta se acercaba, las personas se daban cuenta por la conducta de las aves, que predecían con distintos vuelos el milagro de la lluvia. Desde entonces, se dice que cuando la información vuela sorprendentemente rápido, es que fue un pajarito el que nos lo contó. Durante la infancia y en el mundo adulto el dicho popular sigue vigente. No suele usarse para transmitir malas noticias, son pequeñas picardías o grandes picardías, o vaya uno a saber… pero la información se conduce de forma misteriosa.
Hace como cinco minutos que miro el cielo, cuando un grito me desconecta: “Pajaritos en la cabeza” me dice una de mis amigas llamándome para entrar a la casa. Entro porque un tero del parque me mira fijo a un par de metros de distancia, y otro par de lechuzas enamoradas me clavan los ojos más amarillos que nunca y porque Juanita se me cuelga del cuello y me dice que la lleve a caballito porque hay sapos… Pajaritos en la cabeza es una forma de decirle a estar distraído y no tener los pies sobre la tierra.

 

En el libro Pajaritos en la cabeza Silvina Rocha cuenta la historia de Paula, una nena a la que un día le anidó un ave en la cabeza. Para la mamá de Paula, hacía rato ya que su hija andaba con pájaros cantores revoloteándole el pelo. Paula se olvidaba las cosas, se quedaba pensando, confundía poner la mesa con tender la cama.
El pajarito que había anidado en la cabeza de Paula construyó una hermosa casa a base de pastitos y pelusas. No imaginó la protagonista del cuento que el pájaro además de un gran cantante, era flor de chismoso. Un día comienza a darse cuenta de algunas cosas que pasan en su mundo social gracias al pajarito que anida en sus rulos. Pero la situación se vuelve insostenible cuando el acceso a tanta  información comienza a volverse escandalosa. Cuando saber algo y no decirlo se parece a mentir. La protagonista de la historia resuelve con astucia y picardía el desenlace del cuento.

 

Las ilustraciones del libro son muy expresivas. El trazo aplicado por Mey! se asemeja a la textura de los nidos de los pájaros. Los colores pasteles y la tipografía convierten el trabajo de ambas artistas en un hermoso libro.

 

Creo que es delicioso y mágico eso de que seres con alas aniden en las cabezas de las personas. Todos deberían pasar de vez en cuando por ese estado de ensueño, habitado por aves de cuentos, proveedoras de inabarcable imaginación. No importa la edad que tengamos, si permitimos la llegada de los pájaros, inevitablemente, las alas aparecerán.
Volar de a ratos. Así debería ser.

 

Me lo contó un pajarito.