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Testigo y protagonista

Periodista:
Felipe Fernandez
Publicada en:
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País de la publicación:
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Johanna Van Gogh-Bonger (1862-1925) apunta en su diario: "Escribo rodeada del vértigo de los colores . Los vergeles en flor, en el dormitorio principal; en el comedor, encima del hogar, frente a mis ojos ahora, los comedores de patatas; en la pequeña sala de estar, el gran paisaje de Arlés y la noche estrellada dominando el Ródano."

A mitad de camino entre la crónica y la ficción, La viuda de los Van Gogh , primera novela de Camilo Sánchez, sitúa en primer plano a la figura de la esposa de Théo dentro del marco de la historia de los dos hermanos. Comienza con la muerte de Vincent. Johanna, que había conocido a su marido cuatro años atrás y con el cual acaba de tener un hijo al que le han puesto el mismo nombre de su difunto tío, apenas compartió cuatro días con su cuñado. Hace dos meses -recuerda- les sirvió un almuerzo a él y al conde de Toulouse-Lautrec, "otro exótico que vive de lunes a viernes en un convento y los sábados y domingos en un burdel".

Como se sabe, el suicidio del pintor afectó profundamente a su hermano. La mujer es un desesperado testigo de su derrumbe psicológico y se da cuenta de que la situación se está tornando insostenible. "La cabeza se le pierde durante horas" y pasa "días enteros sin moverse de la cama", escribe en su diario. Finalmente Johanna decide trasladar a su familia de París a Utrecht. Allí se hospedan en la casa de su hermana. El regreso a su país natal no produce una mejora en Théo, cuya salud continúa deteriorándose hasta que fallece, tras una larga agonía, en enero de 1891, a seis meses de la muerte de Vincent. Su esposa, que siempre se ha sentido "un poco intrusa, un poco intermediaria" entre los dos hermanos, comprende sin tristeza que el verdadero amor de la vida de su marido fue Vincent. "Ni mi hijo ni yo logramos torcer su destino -anota-. Pero no me pidan que entienda este tipo de amor incondicional que los arrastró hasta la muerte."

Sánchez, poeta y periodista, nació en Mar del Plata en 1958 y es coautor junto con Néstor Restivo de la biografía Haroldo Conti con vida (1985). En La viuda de los Van Gogh logra combinar de manera equilibrada la intimidad del mundo interior de Johanna con la información acerca de la obra del pintor y de la época. Se adivina una rigurosa investigación que ha sabido condensarse en los elementos esenciales a la trama literaria y que no incurre en una superpoblación del elenco de contemporáneos famosos, abuso muy común en este tipo de novelas. La documentación incluye notas al pie de página que detallan o aclaran algunos datos mencionados en el texto sin distraer la lectura.

Poco a poco la sensibilidad de Johanna, una estudiosa de Percy Bysshe Shelley, responde al poderoso influjo de las pinturas de Vincent: "Yo lo único que sé es que a veces me despierta el brillo propio de esos cuadros por la madrugada mucho más que los insectos o los pájaros del amanecer". Sus cartas la obsesionan; concluye que Van Gogh "fue un gran poeta antes que un gran pintor" y se dedica a descubrir vestigios de haikus escondidos en su apasionada correspondencia con Théo: "Solo/ pintando/ me he dado/ cuenta/ de cuánta luz/ había aun/ en la/ oscuridad".

La crónica relata, entre otras cosas, que algunos grupos de fanáticos religiosos creían ver en esas telas rasgos demoníacos y querían destruirlas. Habla de las críticas adversas que describían cómo la gente se doblaba de risa ante esas "espantosas" pinturas. De los Van Gogh, Wilhelmina, la hermana menor, también fue capaz de apreciar el inmenso talento de Vincent. Más adelante esta pionera del feminismo padeció sufrimientos mentales y pasó largo tiempo en una institución psiquiátrica.

El libro está escrito con una prosa de estilizada intensidad. Culmina en 1892, con Johanna instalada en Bussum, un pueblo en las afueras de Ámsterdam. Gracias a los esfuerzos de esta mujer y de Émile Bernard, el mejor amigo de Vincent, la obra del holandés consiguió ser difundida y reivindicada. Ellos organizaron las primeras muestras, y su cuñada, además, se ocupó de publicar sus cartas.

La viuda de los Van Gogh prueba el modo en que la obra de un artista se independiza de su creador, lo trasciende y vive una vida autónoma en comunión con aquellas personas que la valoran. Pero parece preguntarse si el legado de un genio ignorado necesariamente saldrá de la oscuridad y será reconocido o si, por el contrario, las circunstancias determinantes para que esto ocurra dependen de diversos factores que se alimentan mucho del azar y un poco de destino.
La viuda de los Van Gogh

Camilo Sánchez
Edhasa
173 páginas
$ 80.