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Los elementos de Euclides

  • Autor: Oechslin Werner
  • Editor: Taschen

 

Los Elementos de Euclides a todo color

Un bello y singular manual de geometría del siglo XIX

Rojo, amarillo, azul –y por supuesto negro– son los colores que emplea Oliver Byrne para las figuras y diagramas en su muy poco corriente edición de 1847 de Euclides, publicada por William Pickering e impresa por Chiswick Press, y la cual induce al sorprendido lector a pensar en Mondrian. El autor deja claro en su subtítulo que ésta es una medida didáctica dirigida a distinguir su edición de todas las otras: "Los Elementos de Euclides en el que son usados diagramas y símbolos a color en vez de letras para mayor comodidad de los estudiantes". Byrne no se contenta con confiar sólo en la estructura "logica" supuestamente intuitiva de los axiomas y teoremas de Euclides –¿quién no conoce las famosas primeras frases de Los Elementos de Euclides: "I. Un punto es eso que no tiene partes. II. Una línea es longitud sin anchura"?–, sino que los traduce a diagramas y símbolos coloridos. Así que piensa en términos de un aula escolar: compara sus colores con las tizas teñidas con que se dibujan las figuras en la pizarra.

Oliver Byrne (c. 1810-c. 1880) fue un escritor e ingeniero civil irlandés. Poco se sabe de su vida aunque escribió un número considerable de libros. Como Agrimensor de los Asentamientos de Su Majestad en las islas Malvinas, Byrne ya había publicado obras matemáticas y de ingeniería, pero nunca nada como su edición sobre Euclides. Este ejemplo extraordinario de edición victoriana ha sido descrito como uno de los libros más raros y más bellos del siglo XIX.

Cada proposición aparece en cursiva Caslon, con una capitular a cuatro renglones, mientras el resto de la página es una profusión única de rojo, amarillo y azul. En algunas páginas, sólo las letras y los números están impresos a color, salpicando las páginas como minúsculas flores silvestres y exigiendo para la impresión el alineamiento más meticuloso de las diferentes planchas de color. En otros sitios, sólidos cuadrados, triángulos y círculos son impresos en colores brillantes, expresando un brío no vuelto a ver en las páginas de un libro hasta la época de Dufy, Matisse y Derain.

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    Medio: Télam