Las revoluciones forjan la historia. Irrumpen, inexorables, y cambian radicalmente un presente, y por ende el futuro. Hacen y deshacen los tejidos sociales, políticos y económicos. Hilvanan los sucesos, aparentemente azarosos, en sólidos nudos, núcleos fundamentales de nuestra trama colectiva. Las vidas individuales, pequeñas y anónimas, se ven transformadas. La revolución las vuelve extraordinarias.
Ese es el caso de las mujeres que pueblan estas páginas. Mujeres reales cuyas existencias quedaron relegadas al olvido o, en el mejor de los casos, atadas al quehacer de los hombres como personajes secundarios. Pero sus acciones, sus destinos y sus decisiones, hicieron historia. Hablamos de campesinas y cacicas embajadoras, de morenas y pardas, porteñas y del Paraguay en las primeras décadas del siglo XIX, nuestra época revolucionaria. Hablamos del destino de mujeres realistas y princesas transatlánticas atadas a matrimonios del otro lado del mar; de lo íntimo y lo privado como contracara ineludible de lo público. Hablamos de extraordinarias mujeres de carne y hueso, como tantas otras que fueron. Como tantas que son. Tantas que serán.
Editado por Beatriz Bragoni, Las mujeres de la Revolución convoca a un brillante elenco de historiadoras y antropólogas con el fin de dar cuerpo y voz al entramado femenino que modeló la vida pública y privada en el curso de la revolución. El resultado es un libro fundamental e ineludible, apasionante, de rigurosidad académica, sí, pero también de una sorprendente sensibilidad.