Compositores, interpretes y avatares amorosos
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- Pablo Chacón
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El libro -publicado por la casa Edhasa- se ocupa de Vivaldi, Berlioz, Mozart, Schumann, Brahms, Bach, Mendelssohn, Chopin, Tchaikovsky, Alban Berg, Claude Debussy, Wagner, Mahler y Beethoven.
Caligaris desarrolló la mayor parte de carrera periodística en el diario La Nación, del que se retiró en 2012. Fue director del suplemento cultural ADN y publicó los libros Proezas argentinas y Buenos Aires. Dos mil calles y un gato.
Esta es la conversación que sostuvo con Télam.
T : ¿Cómo eligió, o mejor, cuál fue la razón para elegir estos músicos y no otros, y qué pretendía despejar -sobre el corazón musical- mediante estos ejemplos?
C : La elección se debe a dos causas: una, obviamente, el gusto y la admiración por estos compositores; la segunda, la percepción de que sus historias amorosas serían lo suficientemente ricas y variadas para formar una colección interesante. Podrían haber sido menos o muchísimos más, por supuesto, pero no me propuse hacer una enciclopedia amorosa de la música, sino sencillamente una colección de historias. No son ejemplos, sino relatos. No tuve la pretensión de despejar absolutamente nada sobre el corazón de la música. No quise analizar técnicas ni estilos, tampoco formular teorías estéticas ni tratar de explicar lo inefable.
T : Hay un Mahler canónico (el del análisis con Freud, el de Alma), el Chopin tuberculoso, el Vivaldi libertino, un poco como Mozart, el Schubert del Viaje de invierno, el Wagner gigantesco. Sin embargo, usted descarta esos tópicos o los toca muy de costado. ¿Qué era lo que más le interesaba destacar en cada caso?
C : Preferí no hablar de Schubert porque lo amo demasiado. Sobre los otros, creo no haber descartado ninguno de los tópicos que usted señala, aunque no estoy seguro de que esto sea un mérito. Está la sesión peripatética de Freud con Mahler en Leiden. También la fragilidad de Chopin y el contraste entre la vida y la Iglesia en el caso de monseñor Vivaldi. La grandeza de Wagner (y en cierto modo, también la de Berlioz) tiene, en la dimensión humana de esos dos grandes compositores, cierto carácter compensatorio. Tal vez haya tratado de mostrar que en situaciones especiales la vanidad también produce resultados excelentes.
T : El mito romántico del artista que sufre, ¿sigue pesando a la hora de reescribir estos episodios?
C : Los artistas, como todos nosotros, sufren y ríen. Eso no es ningún mito. Curiosamente, uno de los casos más con
T : Usted mismo es músico. ¿Cómo afectó su inclinación a esa práctica para narrar estas historias?
T : Un nombre: Glenn Gould. Otro nombre: Jacqueline Du Pré. Su parecer.
T : Finalmente, según Lévi-Strauss, músicos y matemáticos o lógicos es como si vivieran en un universo paralelo. ¿Qué piensa de esa idea respecto a las voluptuosas deferencias que estos personajes se han tomado con nosotros?