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Consejos de escritores

Periodista:
Sin Autor
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Nacido en Buenos Aires, en 1962, Jorge Consiglio es Licenciado en Letras, egresado de la UBA, donde también se desempeñó como docente. Su último libro, Pequeñas intenciones, se publicó en 2011. Además, ha escrito dos novelas: El bien (2003) y Gramática de la sombra (2007), el volumen de relatos Marrakech (1999) y cuatro libros de poesías.

¿Cómo escribe usted: preferencia de horarios para hacerlo, cantidad de horas, rituales...?
Escribo por la mañana. Soy diurno, definitivamente. Me levanto lo más temprano posible y trato de aprovechar de tres a cuatro horas. No pongo música porque me distrae. Prefiero trabajar en silencio. A veces, cuando estoy muy enganchado con una idea, me pongo escribir a la tarde, pero siempre es sobre un texto que empecé por la mañana. La mayoría de las veces, me siento en la cocina de mi casa con un mate a mano; sin embargo, también me gustan los bares para escribir.

¿La escritura se aprende?
Creo que sí. Me refiero a la prosa, la poesía es otra cosa. Es como si uno quisiera aprender a tocar el violín. Puede tener un talento innato; no obstante, necesita frecuentar el instrumento, practicar, sudar la camiseta. Con la escritura pasa lo mismo. Hay que empujar y empujar. Es una lucha, que al mismo tiempo es un disfrute, con la palabra, con la sintaxis, con el ritmo, con el tono.

¿De dónde nacen sus libros? ¿Parte de un personaje, de una situación, de un lugar? ¿Cuál ha sido el disparador de su primer libro?
Todos tienen un origen distinto. Si pienso en mi primera novela, El bien, la idea germinal fue un sueño que tuve en Mar de las Pampas. Me pareció una idea maravillosa y empecé a escribirla. Creí que se trataba de un cuento, pero el texto se fue alargando hasta que se transformó en una novela monstruosa, que después tuve que reescribir porque estaba muy desflecada. En Pequeñas intenciones, en cambio, el texto se centra en un personaje que funciona como una constelación de sentido. Todo sucede a partir de él. Es un tipo que conocí en la realidad y cuya historia de vida me interpeló. Me parece que de eso se trata. Cada texto se dispara a propósito de algo que sacude al autor. Que, al fin y al cabo, funciona como una excusa de escritura. Probablemente los disparadores que estimulan la escritura en un autor sean siempre el mismo pero que tome diferente formas.

¿Qué escritores le gustan, cuáles lo han marcado?
Walser, Buzzati, Conrad, Kafka, Bruno Schulz. Las narradoras y los narradores del Sur norteamericano. Arlt, Onetti, Piglia, Saer. Y la lectura de los narradores argentinos que están produciendo ahora. ¿Cuál es la misión de un escritor? ¿Escribir es hablar o callarse? El escritor no tiene otra misión que la de escribir lo más honestamente posible. Quiero decir, no condicionar su producción a nada que no sea su propia estética. Escribir es un claro ejercicio de traducción de la otredad. En todos los intentos, uno siente que está próximo, pero nunca llega. Ese es el estímulo para seguir trabajando.

¿Qué consejos daría a un escritor que se inicia?
No sé si es un consejo. Hablo sólo por mi experiencia. Es indispensable, blindarse. Hay que tener una voluntad férrea de trabajo y, además, protegerse de los espejismos (mercados, premios, ediciones, críticas) que pueden llegar a afectar la productividad de un autor. La misión principal es escribir. Nada externo debería afectar ese objetivo. Es difícil, pero resulta clave para un escritor.