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Reseña: El caso Collini

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La ficción policial puede ser pensada como una ventana para contemplar la mera actualidad, como una plataforma para el ensayo social, como una estrategia de invención y de simulación, como un laboratorio político. Ferdinand von Schirach piensa la ficción como una forma mixta de realismo crudo y velada reflexión política. Pero su mirada política no empequeñece ni simplifica la ficción. Sus cuentos (publicados en Crímenes, de 2009, y Culpa,de 2010) proponen microhistorias que parten de casos jurídicos reales (situados en ciudades alemanas) y plantean accidentes o desviaciones que alteran el orden ético o jurídico.

El caso Collini, la primera novela del autor, sigue los parámetros estéticos del policial y la estrategia estructural de las narraciones de intriga. Pero Von Schirach usa el género para referirse a otros asuntos: la culpa sesgada, la violación de la ley, el horror más crudo, la perversión, el incesto y las formas de la mentira.

Hans Meyer, un empresario prestigioso, es asesinado en el Hotel Adlon de Berlín. El autor del crimen, sin remilgos, se entrega a la justicia. El secreto que enhebra el relato  no está en quién es el asesino sino en cuáles fueron los motivos: el enigma que persevera está relacionado con el móvil. Para Von Schirach importa menos el secreto –en un sentido clásico– que las razones de los comportamientos humanos. El asesino, Collini, es un antiguo trabajador de una empresa italiana. A pesar de que habla alemán, se niega a declarar. Leinen, el abogado defensor, es un joven inexperto y entusiasta y advierte desde el comienzo que el caso Collini es difícil, imposible. El contrincante de Collini es el defensor de la víctima, Mattinger, un abogado experimentado y exitoso que cree que el juicio está casi resuelto.

Ricardo Piglia escribió que en una novela policial se narran dos historias: la del crimen y la de la investigación del crimen. En El caso Collini, lo que organiza la trama es la historia de la investigación. Leinen, el abogado defensor, se ocupa de indagar en el pasado del asesino. Por un azar descubre que un familiar de Collini fue asesinado y que ese hecho cruel y sangriento no es un dato menor. Leinen descubrirá que el crimen pretérito es crucial y que es la clave para desentrañar el móvil secreto. El sentido de la historia gira sobre sí mismo y las víctimas pueden ser culpables y los asesinos, víctimas. La novela, acaso como un caleidoscopio del tiempo, muestra cómo el pasado negro de Alemania reverbera en el presente.

Además de escritor, Von Schirach es abogado. Y esto no es baladí. El caso Collini podría pensarse como un policial político o como un thriller jurídico. Pero la casilla deja afuera una serie de preguntas: ¿qué hace la ficción con la realidad histórica? ¿Puede la ficción ser un laboratorio para investigar el pasado desde la ética? Quizás uno de los méritos de El caso Collini sea que no sólo desarrolla una intriga y una serie de peripecias ligadas al policial, sino que propone un debate ético y político.

No es menor, en este debate, saber que Ferdinand von Schirach es nieto del nazi Baldur von Schirach.