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Rafael Bielsa recrea la historia de Tulio “Tucho” Valenzuela

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El ex canciller eligió contar este episodio porque “es una historia sobre la muerte, la pasión y el dolor, y me sentí morir, apasionado y adolorido”, dijo el autor.

En su primera novela, publicada por Edhasa, Bielsa (Rosario 1953) toma la vida de este oficial montonero cuando se ocultaba en Mar del Plata con su mujer “María” (Raquel Negro), embarazada de seis meses de mellizos y también integrante de la organización, y el pequeño hijo de ella.
Ahí, en enero de 1978, fueron secuestrados por un grupo de tareas y encerrados en la quinta de Funes, un centro clandestino en las afueras de Rosario, a cargo del general Leopoldo Fortunato Galtieri.
Era el año del Mundial de Fútbol, la dictadura militar planeaba un duro golpe a Montoneros y `Tucho` era considerado fundamental para llegar a la conducción que se encontraba en México DF, debido a su alto rango: hasta su detención estaba a cargo de la columna Rosario. Tucho simuló “colaborar” y aceptó viajar a México para infiltrarse y entregar a Mario Firmenich, pero una vez en tierra azteca, el militante convocó a la prensa y desnudó la operación. Antes de partir María le había dicho: “Vos conmigo tenés un problema, si vas y hacés lo que nos juramentamos me van a matar, pero, si no lo hacés, te dejo, te lo juro, nunca más en tu vida me volvés a ver”. Raquel Negro fue asesinada por sus captores en represalia y Tulio permanece desaparecido.

- ¿Por qué eligió a Tucho, sobre qué aspectos de la historia quiso echar luz con este libro?

- Bielsa: Fui parte del juicio por crímenes de lesa humanidad conocido como la Quinta de Funes; durante cerca de 30 años creí que había estado desaparecido en ese lugar. Luego de los exámenes visuales supe que no era así, que había habido muchas quintas de Funes y que yo había estado en La Calamita, una de ellas. En ese expediente se relata minuciosamente la tragedia Valenzuela & Negro, que ya conocía pero sin más que relatos deshilvanados y lineales. Quizás los años (no los transcurridos necesariamente,
sino los que tengo obligatoriamente), o la cercanía de la propia muerte que respira cada vez más cerca con su aliento de brea, o un quemante sentido de justicia, o alguna otra razón me hicieron elegir a Tucho. No es que haya querido echar luz sobre nada en particular con el libro, sino que quise que lo súbito del fuego que ardía en aquellos días se transmitiera a un relato escrito con respeto y compromiso. A diferencia de aquel noble que, día tras día, destruía con su fusta las piezas de la familia imperial del Japón para dejar su ausencia (pensamiento taoísta sobre el vacío), yo quise dejar una presencia, leve acaso frente a los sucesos, pero erigida allí.

- ¿Lo conoció personalmente?

- No, ni a Tucho ni a María. Es posible que a Tucho sí lo viera, porque en mi casa operaba la conducción regional, pero -a diferencia de otros casos- si lo vi no supe quien era.

- ¿Qué rasgos de la vida de Tucho destaca?

- Los que están contenidos en la carta que el libro glosa, dedicada por Tucho a su “hijo” Sebastián, el Quinqui. La coherencia en medio del naufragio, el coraje como tentáculo de la pasión, la fidelidad contra corriente, el sentido de lo colectivo.

- ¿Por qué elige en el libro la frase “lo irrevocable de la pasión”?

- Porque, como en el poema de Quevedo, “íOh Roma en tu grandeza, en tu hermosura, / huyó lo que era firme y solamente / lo fugitivo permanece y dura!”, nada quedaba de lo que era y había sido, y sin embargo la pasión, “encuadrada en un marco con relieve de ornamentación vegetativa tropical, trifolias, pétalos de agua, avisados antílopes, rocas de descanso para la descompuesta corriente” ardía como una brasa recién llegada al mundo.

- Con la foto del Falcon en la portada ¿qué quiso transmitir?

- Lo que transmiten los Falcon verdes: represión, muerte, crímenes de Estado, partidas hacia ningún lugar, o hacia ese lugar ninguno que es la muerte. El diseño es de Juan Balaguer y Cristina Cermeño.

- ¿Tiene algún significado especial el capítulo del sueño de la tortura?

- Todos los que nos hemos quemado con esas ascuas alguna vez soñamos con la tortura. Es como soñar con un tigre. Recuerdo un viejo poema (no sé de quién):”Tiger! Tiger! Burning bright / In the forest of the night,/ What inmortal hand or eye / Could frame thy fearful symmetry?”. “Tigre! Tigre! Ardiente resplandor / En el bosque de la noche, / ¿Qué ojo o mano inmortal / Pudo idear tu terrible simetría?”. No sé me ocurre otra forma de explicarlo. El que lo vivió, lo reconocerá.

- El haber sido contemporáneo al protagonista hace que el relato sea rico en reflexiones y descripciones de época ¿es una novela o una biografía novelada?

- El prefacio de “Música para camaleones”, un libro de cuentos de Truman Capote, dice lo que hay que decir sobre el género literario de Tucho: “Varios críticos se quejaron de que `la novela no ficticia` era un término para llamar la atención, un fraude, y que no había nada de nuevo ni original en lo que yo había hecho. Otros, sin embargo, opinaron de manera distinta. Se dieron cuenta del valor de mi experimento y pronto lo pusieron en práctica”. Por suerte, mi decisión al elegir el género aconteció casi 40 años después de estos devaneos. Finalmente, dicen que Flaubert exclamó: Madame Bovary c`est moi!, yo soy madame Bovary. Toda novela es una autobiografía.