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Las mafias temen a los lectores

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Después de leer CeroCeroCero uno queda con la cabeza llena de rutas de transporte, un mapa con líneas de cocaína y nombres de narcotraficantes, también un poco agobiado de ver la verdad, de leerla y entender que es blanca, como el rastro de la droga más pedida en el planeta.

¿Por qué has escrito este libro? es la pregunta que el lector se hace al ver que Roberto Saviano ha contado la historia de la coca como si fuera el polvo mismo. Como si hubiera estado en cada escenario (y estuvo en muchos). Saviano no terminará nunca, las historias lo seguirán persiguiendo. Más datos, más entrevistas. El mundo continuará llenándose de personajes como los cientos que aparecen en su obra. Porque como él dice “la coca atraviesa las personas y se adapta a los vacíos”. Un nombre será ocupado por otro.

Latinoamérica está cansada de libros que hablan sobre el tema: países implicados, hombres que la siembran y la consumen, secuestros, masacres. Sin embargo, CeroCeroCero tiene la fortuna de narrar el territorio de la coca desde un punto lejano. A veces se enfoca en algún personaje, luego se aleja nuevamente y es ahí cuando se puede ver a Saviano cosiendo su novela. Este es el punto que hace la diferencia: el escritor contagiado, con una mirada desde adentro. En el primer capítulo el lector empieza a mirar a su alrededor con sospecha, después se deja llevar por México, Colombia, Estados Unidos, Italia, Londres, Rusia, Nigeria y termina en un hombre: Saviano.

El autor escribe este libro porque lo necesita, porque no puede hacer otra cosa. No le da felicidad, es todo lo contrario. Saviano conoce los peligros a los que está expuesto, teme por su familia y amigos, siente que se ha convertido en un monstruo que oye voces. Durante la novela transmite su ansiedad pero también su valentía y humildad que lo hacen escribir con el alma y mostrar el respeto por los lectores: los únicos capaces de llenar el vacío de no saber.

© Isabel Cristina Arenas, Continuidad de los libros