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Malas calles

Periodista:
Javier Mattio
Publicada en:
Fecha de la publicación:
País de la publicación:
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Google Maps literario de vidas vecinas y no tan casualmente asociadas, mosaico de identidades de la concurrida aldea local-global, retrato inacabado de una geografía de cemento y pequeñas grandes esperanzas, NW London marca el regreso de Zadie Smith (Londres, 1975) a eso que la autora conoce bien, las calles y habitantes de su originario y multicultural noroeste londinense así como a los pasadizos siempre mutables de la novela. NW es su cuarta y llega ocho años después de Sobre la belleza (2005).

Y de hecho algo de zozobra o crítico borrón y cuenta nueva se atisba en el libro, por más que se insista en que en él vuelve el sello étnico pop de la primeriza y exitosa Dientes blancos (2000), novelón en estado de gracia juvenil equiparable en su golpe temático-editorial a La maravillosa vida breve de Oscar Wao, de Junot Diaz, aunque El buda de los suburbios de Hanif Kureishi había plantado antes bases semejantes.

Pero aquí no hay mucho humor ni peripecias hilarantes, sino más bien lo contrario: un grupo de personajes entre la juventud y la mediana edad que asiste a un mundo de relaciones y tradiciones inciertas, en un contexto convulsionado y cambiante. Las protagonistas son dos mujeres –Leah Hanwell y Keisha Blake– que se conocen de la más lejana infancia y del mismo suburbio, Willesden (ubicado más hacia el sur que al norte de la capital inglesa). La primera es una descendiente de irlandeses, que se resiste a tener hijos con su marido, un francés afroamericano; la segunda, una abogada negra en ascenso que cambia de nombre (a Natalie) a la vez que empieza a sentir la culpa de los privilegios. En efecto, NW London es ante todo un gris bosquejo de la clase media actual, de sus miedos, insatisfacciones y desmoralizante estancamiento.

Nathan y Felix, los habitantes masculinos que completan el fresco coral, revelan la faceta más pobre y desgraciada de la zona, con divergencias morales: Felix –cuya breve aparición supone la parte más viva de una novela inteligente pero un poco árida– se esfuerza por salir adelante, tanto en su modesto trabajo como en la cuestión amorosa: el diálogo en el que abandona a su despechada amante, una actriz decadente, es deslumbrante. Nathan, en cambio, vaga sin futuro entre las drogas, el alcohol y el delito.

La misma Smith, contraria a su usual prosa energética, se permite mostrarse cautelosa, taciturna y dubitativa, y eso pese a desplegar una serie de ligeros y desenfadados trucos modernistas. NW London es el mapa interior de una autora y una urbe en profunda transición.