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El punto de vista de los otros

Periodista:
Mauro Libertella,
Publicada en:
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José Manuel Fajardo es un hombre contemporáneo de mundo: ha vivido en Madrid, en el País Vasco, en París y ahora reside en Lisboa. Movedizo e inquieto, el espectro de su curiosidad también es amplio, y va de la religión a los procesos inmigratorios, de la resistencia política al amor; estos temas están siempre en sus libros, que pueden ser tratados históricos o novelas con base de investigación, pero que siempre muestran dos pulsiones paralelas: el impulso narrativo de largo aliento y el apego a las fuentes históricas. Su más reciente novela es Mi nombre es Jamaica , que ahora se publico recientemente en la Argentina, un thriller trepidante sobre un investigador que se pierde en un congreso en Israel y se va transformando, de modo inquietante, en el objeto que siempre ha estudiado.

–¿Cuándo empezó a trabajar como periodista?

–Yo llego al periodismo en el año 1978. Es decir, justo en el año en el que se aprueba la constitución en España. Es el primer año de democracia. Yo había sido militante en la clandestinidad en el Partido Comunista y entonces había estado de manera muy activa en la Universidad. Entré a trabajar en el periódico del partido comunista, Mundo Obrero , que a partir del 78 empezó a aparecer de modo legal. Desde ahí pasé por todos lados; trabajé en la televisión española, en El País , en El Mundo , en Diario 16 ...son muchos años. Es una vida entera dedicada al periodismo. En el 92 fui el primer periodista español en ganar el Premio Rey de España al Periodismo. Eso me dio mucha alegría. Fue bonito porque fue con una serie de trabajos que publiqué sobre América Latina.

–Siempre tuvo un vínculo fuerte con Latinoamérica, ¿no?

–Sí. Creo que tiene que ver, en principio, con mi formación como lector. Mi generación leía a autores latinoamericanos: Carpentier, Cortázar, García Márquez.

–El boom completo.

–Sí, y el pre boom y el post boom y los alrededores. Realmente, eso me marcó mucho. Esos años son años importantes siempre en nuestras vidas de lectores.

–Pero empezó a publicar libros muchos años después.

–Sí, ya en los noventa. Mi primer libro fue un ensayo histórico sobre los españoles que participaron en la Revolución Francesa y que acabaron intentando hacer la primera revolución independentista de la América Latina hispana, que fue la conspiración de la Juaria, en Venezuela, en 1797. Es un libro que me vincula con América, como decís. Mi primera novela está ambientada en el puerto de la navidad, donde Cristobal Colón dejó a 39 hombres en el primer viaje del descubrimiento. De nuevo, América.

–¿Y la vocación política de izquierda le viene por vía familiar?

–Bueno, mi familia era como todas las familias españolas: una parte era de los perdedores de la Guerra Civil y la otra era de los ganadores. No sé. Yo vengo de una familia que tuvo muchos problemas económicos (hoy se dice “problemas económicos”, antes se decía que eran pobres, se nombraba a las cosas). Por eso sé lo que es no tener, lo que es vivir situaciones injustas. Posiblemente eso fue lo que me dio una visión de mundo y una ideología.

–Sus libros tienen mucha investigación, varios son tratados históricos voluminosos. ¿Le gusta ese proceso o lo padece?

–Me encanta. Un libro no se escribe sólo cuando lo estás escribiendo, sino cuando se investiga, si es que eso es lo que haces antes de escribirlo, pero sobre todo cuando se piensa en él. La escritura está en la cabeza mucho antes de estar en el papel. Además, yo pertenezco a la escuela de periodistas a la antigua, pre Wikipedia. Yo soy de los que se documentan. Siempre que he trabajado leo libros, consulto hemerotecas, hago un trabajo de documentación fuerte que me divierte. Cuando en una novela necesito documentarme, me resulta muy natural.

–¿Y necesita tener una estructura completa del libro para sentarse a trabajar?

–Una estructura pero muy genérica. Saber si va a tener dos o tres partes, por ejemplo. Por otro lado, voy descubriendo la trama del libro mientras lo escribo. Me paro mucho a pensar a medida que voy escribiendo, paro, interrumpo, y por eso cuando termino de escribir la versión es casi final. No suelo reescribir los textos. Retoco cositas, pero el libro está terminado cuando le puse punto final.

–En Mi nombre es Jamaica la narradora es mujer. Supongo que eso debe haber sido una decisión complicada.

–Sí, y la tomé sólo para complicarme más la vida, porque ya venía con decisiones arduas. Había escrito sobre judíos sin ser judío, sobre indígenas sin ser indígena, tratando siempre de colocarme en el punto de vista del otro. Y lo que quise hacer entonces es directamente escribir desde el punto de vista del otro. Y el primer otro que encontramos en la vida es el otro sexo. Somos seres distintos. Eso fue un reto dificil, pero muy divertido.

–¿Le salía un tono de hombre?

–Sí, sobre todo las imágenes. Hay metáforas, giros expresivos, que uno no se da cuenta y que son estrictamente de género. Hay cosas que un hombre dice sin pararse a pensarlo en lo más mínimo, y dichos en la boca de una mujer no te lo puedes creer de ninguna manera. Entonces, tuve que aprender a mirar de otra manera y a expresar de otra manera.

–En el libro está también el tema de los judíos en España.

–La presencia de los judíos en España ha sido negada de manera feroz. Durante siglos, en la versión oficial de lo que es lo español. Pero está ahí. Por eso lo elegí como metáfora de la alteridad, pero no una alteridad que no es confrontada, que no es ajena. Yo creo que los seres humanos estamos habitados por más de un yo; no somos unívocos, ni como individuos ni como colectividades. Por eso reconocer a ese otro que forma parte de nosotros es importante. Con esa idea quise trabajar.

–Ha vivido en distintos lugares y narró ficciones en esos escenarios: Granada, País Vasco, París, lugares que te son muy cercanos. ¿Hasta qué punto necesita conocer un país para escribir sobre él?

–Bueno, hasta el mismo punto que necesitas conocer a un asesino para escribir sobre asesinos o a un pirata para escribir sobre piratas. Con esto quiero decir que si lo conoces es posible que te ayude, pero no es necesario. Mi nombre es Jamaica empieza, por lo pronto, en Israel, y yo nunca he estado en Israel.

–Este libro se publicó en 2010 y fue su último libro publicado hasta ahora. ¿Por qué ese lapso de 5 años?

–Este libro cierra un proceso de escritura de más de veinte años. Creo que necesité escribir todo lo que escribí hasta el momento para poder escribir esa novela. Es una novela donde hice lo que llevaba años tratando de hacer: reunir el pasado con el presente, una temporalidad en vertical, la idea de que vivimos en el presente pero el presente es un hilo de tiempo histórico invisible. Entonces después de escribirlo, necesité un tiempo de tranquilidad. No creo en esto de que el escritor tenga que publicar todo el tiempo. Quizás eso conspira contra mí, pero no importa.