Más que una simple cerveza
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- Jesús Ruiz Mantilla
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El que inventó la cerveza fue un hombre sabio", dijo Platón, entre 427 y 347 A.C.
Cada vez sorprende menos encontrar cervezas con nombres en idiomas extranjeros. Esto pasa tanto en los supermercados como en la oferta de los bares. Esto se debe a una tendencia relacionada con la sofisticación de la cerveza. El mundo se ha vuelto gourmet desde la cocina, los restaurantes, los productos, los vinos, los chocolates y el café. Y las cervezas no quedaron fuera. "La cerveza se encuentra en una época de renacimiento a escala mundial, una revolución global en la cual lo antiguo y lo nuevo se unen en la búsqueda apasionada por el sabor, el gusto y las nuevas experiencias epicúreas", comenta el británico Ben McFarland, en su libro Las mejores cervezas del mundo (Ed. Blume).
En este segmento, las protagonistas son las botellas de marcas premium, es decir, que entran en un lugar en donde la elección por la bebida pasa por el disfrute y el experimentar nuevos sabores y no tanto por el hecho de tomar esa cerveza helada y refrescante. En este tren aparecen las propuestas relacionadas con el hedonismo de comer y beber. Contraetiquetas, menús y someliers describen las cervezas; se habla de levaduras, de aguas especiales, de lúpulos, de estilos y de formas de degustación. Las opciones de combinación, maridajes con las comidas y los momentos del día para beberla son otro hit en la búsqueda de mayor placer.
Lo interesante del tema es que la movida -y la competencia entre las numerosas opciones- se da conjuntamente entre las marcas nacionales y las extranjeras.
No sólo entraron atractivas botellas que ofrecen las antiguas recetas de remotas ciudades de Europa, sino que en el mercado local aparecen cada vez más interesantes productos de elaboración argentina. En general, estas botellas de 330ml rondan los ocho pesos en las tiendas.
María Dolores Scotta, de Compañía de Cervecerías Unidas, explica que "la propuesta de ofrecer estas cervezas gourmet es muy innovadora, porque enseña a los consumidores acerca del maridaje con el producto y se diseña cartas de cervezas. Pero esta posibilidad -aclara- existe gracias al deseo de la gente por probar cervezas diferentes. El segmento premium de las cervezas se encuentra en el centro de atención del consumidor y las cifras del mercado reflejan esta situación: de un 4,8 % en 2004, el consumo pasó a un 14 % en 2010", explica Scotta.
Este dato marca claramente la elección del consumidor por probar las nuevas variedades y la inquietud para aprender sobre ellas. Pero esta movida es mundial, como relata McFarland: "Algunos países que eran humildes páramos de elaboración, hoy se convirtieron en el hogar de prósperas culturas cerveceras. Los viejos estilos experimentaron un renacimiento y se unieron a nuevos métodos de elaboración y tecnología que tomaron prestadas de la industria del vino". En su libro explica el universo de la cerveza: historia, ingredientes, estilos y cata, y ofrece un listado con las 1000 cervezas imprescindibles, desde Portland hasta Praga.
La variedad hace al gusto y entrar en este mundo requiere conocimiento, ganas de probar y de investigar (la cristalería es también especial), para dar finalmente con la receta que se adapte con mayor placer a cada paladar. Es un universo repleto de colores, aromas y sabores que llegan coronados con una elegante espuma blanca en su cima.
En esta lista, les proponemos una lista de opciones que el amante de la cerveza podrá encontrar en góndolas y locales especializados:
Antares: la firma marplatense suma locales en formato de bar y ya ofrece siete variedades de recetas. La más nueva es la refrescante Deutsches Pilsner.
Patagonia: la Amber Lager clásica ahora tiene hermanas. La Bohemian Pilsener, para carnes blancas y vegetales, y la Patagonia Weisse, que acuerda con comidas bien especiadas
Otro Mundo: es una cerveza elaborada en San Carlos Sud de Santa Fe. Viene en opciones: Red, Golden y Nut Brown, todas tipo Ale. Anualmente sacan ediciones especiales con obras de arte.
Grosa: es la nueva propuesta del multifacético músicio y empresario Gustavo Santaolalla, que luego de los vinos se lanzó por la cerveza. Es equilibrada, especiada y con un final bien untuoso. La proponen como la primera cerveza de guarda del país, porque fue añejada dos años en barricas de roble. Se ofrece en dos presentaciones: Grosa con tapa corona y Re Grosa con tapón de espumante. Los precios también son grosos: 50 y 70 pesos.
Guinness: la célebre irlandesa de malta, oscura y con espuma espesa. Va bien con guisos, carnes braseadas y postres de chocolate. Dato poco conocido: es baja en calorías.
Paulaner: alemana con trigo de la zona de Bavaria, ¿qué tal? Para contar con la denominación de cerveza debe ser de cebada. Pero ésta, que aclara ser de trigo, es increíblemente aromática, compleja y chispeante al mismo tiempo. Kunstman: es la propuesta chilena de alta gama. Equilibrada y un poco acaramelada, dicen que era el estilo de cerveza que estuvo de moda en la época victoriana, sobre todo en Europa e India. Va con salmón, y vegetales.
Birra Moretti: italiana de Milán, bien clara y brillante, con un equilibrado amargor. Para acompañar platos sencillos con poca estructura, como arroces, pastas simples y carnes magras.
Negra Modelo: México es la casa de esta cerveza de malta oscura, en donde se unen lo dulce y lo amargo. Buena compañera de tapeos y comidas condimentadas, como la peruana, la mexicana o la india.