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Recomendaciones de un librero: El amante de los caballos

Periodista:
Hannah Elgie
Publicada en:
Fecha de la publicación:
País de la publicación:
  • Descripción de la imagen 1

Sin dudas al mencionar el nombre de Tess Gallagher inmediatamente el género narrativo de Raymond Carver nos llega en un salpicón verbal imposible de olvidar. Sea tal vez porque sus cuentos tienen esa influencia minimalista que choca de lleno con la realidad circundante, un golpe furtivo, preciso y caprichoso a los sentimientos tantas veces enajenados.

 


Como un hilo conductor que nos va llevando a lo imprevisto, pero que por alguna razón nuestra sabemos lo que va a suceder, cada cuento da pie al siguiente y quizás ese “minotauro” que espera nos de cuenta de cuán acertado estábamos de la sagacidad con la cual Gallagher va desentrañando sus historias.

 

De este laberíntico abanico de posibilidades surge El amante de los caballos, un primer cuento de la docena que integra esta obra y que lleva mismo título.

 

Allí como si estuviera constelando familiarmente su vida se sumerge de lleno a las pasiones en las que todos llegamos a caer y muchas veces negamos, pero por más que intentemos ir contra la marea correntosa ellas están ahí, acechando y demostrando que no hay otra fortuna exacta, solo nuestro propio ser en toda su integridad.

 

Cada cuento es un altar a la poesía con la enmarañada contracara de las limitaciones humanas.

 

Una historia es una “Casa Tomada” que va cerrando sus puertas sin encontrar salida en otras y ese encierro habitacional  es aquel ser de nuestro inconsciente, mitad humano mitad animal, que nos espera en la imagen de las dos amigas del cuento “Chicas”. Allí donde Ada y Esther descorazonan sus almas en un tiempo sin pasado porque el futuro se ha marchado en ciertas condiciones.

 

La autora ha sabido desplegar su imaginación apropiándose caprichosamente del tintero de la sociedad.Una sociedad que nunca estuvo ausente en esa pluma ingeniosa, la misma que crea a la bestia y comienza a matarla de a poco en seguidilla de cuentos. Ese animal humano no culpable pues nosotros mismos fuimos sus creadores y sus verdugos.

 

Una arquitectónica humanidad rodeada de paisajes comunes pero difíciles por su complejidad haciendo referencia a Faulkner en su novela Mientras Agonizo o De Ratones y hombres de Steiner.

 

No quedan espacios desaprovechables o que debiéramos descartar y si los hay, para mi gusto, son diversos finales abiertos; como una jugarreta desafiante a nuestras hipotéticas conclusiones.

 

Como recomendación debo advertirles a los amantes de los cuentos en pocas líneas, no dejarse seducir demasiado rápido por las historias tan recurrentes de Gallagher, y detenerse más profundamente en la sensibilidad de sus líneas. Es ahí donde descubrirán a una verdadera escritora y su descomunal obra.