Resurge lo social en la arquitectura de América Latina
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- Mercedes Ezquiaga
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Mercedes Ezquiaga - Agencia Telam
Este docente y crítico español abocado a la investigación, se refirió en una entrevista con Télam a la responsabilidad social en el trazado urbano como una cuestión clave de la arquitectura contemporánea, concepto que desarrolla en su más flamante libro “Arquitectura y política”, que lanzó la prestigiosa editorial Gustavo Gili.
"Siempre hubo momentos de la historia en que la arquitectura puso en primer lugar lo social, por ejemplo con las vanguardias artísticas del siglo XIX, luego en la posguerra, volvió a surgir en los años 60 con el marxismo en Latinoamérica y Europa. Y después del despilfarro que hubo desde los 80, con el posmodernismo, ahora vuelve a resurgir”, dijo Montaner.
En el libro que lleva por subtítulo “Ensayos para mundos alternativos”, el autor y docente de la Escuela de Arquitectura de Barcelona desarrolla junto a la argentina Zaida Muxí -su colega y esposa- el recorrido histórico que narra el papel social de los arquitectos y urbanistas hasta la actual era de la globalización.
“Esto comenzó con las generaciones jóvenes. Se ve un aumento de los estudiantes más concientes y críticos. Hay equipos de cooperación que hacen un trabajo colectivo, menos individual, lo cual no significa que no haya quienes solo piensan en ganar dinero y prestigio o construir para ricos, pero no deja de haber una tendencia a la preocupación social”, agregó.
Autor de 35 libros como “Arquitectura y crítica” o “Después del movimiento moderno, Montaner aseguró que la responsabilidad social va variando: “hoy también se piensa en qué materiales se utilizan, qué fuentes de energía, cómo contaminar menos. Asimismo, la responsabilidad social incluye una gran crítica a las urbanizaciones cerradas, los country”, explicó.
Un tema clave al que Montaner ha dedicado numerosas investigaciones es la falta de viviendas: “un problema de las sociedades desarrolladas, de las ciudades que más crecen, por caso las villas miseria en Argentina. Para las clases populares es difícil acceder a una vivienda y construyen en urbanizaciones marginales, viven en condiciones inadecuadas”.
“Es responsabilidad de todos los sectores sociales, y aunque al final es la política, la administración y los gobiernos, quien lo lleva adelante, es importante el trabajo de concientización de los arquitectos, porque hacen infraestructura, o sistemas de transporte, o espacios públicos o mobiliario urbano, que le acaban dando la forma física al lugar donde la gente vive”.
Sobre nuestra arquitectura, señaló que en Buenos Aires “la construcción es muy buena, de calidad. Muchos jóvenes arquitectos de Europa están viniendo a la Argentina porque la formación en las escuelas aquí es muy buena. La cultura arquitectónica siempre ha sido muy avanzada y tiene muchos recursos. Muchos arquitectos argentinos son muy reconocidos en el mundo”.
Por último, el arquitecto se refirió a “uno de los retos que enfrentan hoy las ciudades históricas que atraen turistas: cómo sacar partido de eso, sin que el turismo arrase la ciudad, la diluya, la homogenice y se convierta en algo falso, en un parque temático, como por ejemplo Williamsburg, una ciudad norteamericana que se representa como si estuviera en el siglo XVIII”.
“Esto se da en todas las grandes ciudades, en Buenos Aires se da en Caminito, en La Boca, son partes que están tematizadas. A algunas ciudades europeas las han casi embalsamado, Venecia o Florencia son como museos. Esto ocurre porque el turismo tiene mucha fuerza y es la fuente de ingreso más grande de muchas ciudades”, explicó.
“Si algo se vuelve demasiado turístico, deja de ser auténtico. La paradoja -advirtió- es que en el mundo global todo tiende a parecerse, todo se publicita igual, las franquicias están en todos lados, pero también es decepcionante, al final, cuando una ciudad histórica no tiene algo propio, tampoco puede competir en el mundo global, porque se busca lo diferente”.
“Los que pierden sus propias características en el mundo global pierden interés, aunque lo global tiende a homogeneizar. En ese sentido, la globalización es fatal”, opinó.