El italiano Ammanitti se ríe de todos en "Que empiece la fiesta"
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Por Mercedes Ezquiaga - Agencia Telam
Una gran sátira de la vida moderna con pinceladas que recuerdan a Federico Fellini son algunas de las críticas que han hecho en su país de este autor, catalogado como uno de los más talentosos de la narrativa italiana actual, galardonado también con el Viareggio y traducido a 33 idiomas.
La novela -editada por Anagrama- arranca con una imagen contundente: reunidos en una pizzería de mala muerte en Roma se encuentran los integrantes de una secta apodada las Bestias de Abadón, que no cesa de perder adeptos desde que su fundador se casó y abrió un comercio de estufas y el actual líder se muestra preocupado por los pocos discípulos que le quedan, mientras piensa “es lo que hay”.
Se trata de un relato implacable que bucea entre la hilaridad y lo trágico, con un humor ácido que sobrevuela de principio a fin y un ritmo cinematográfico contundente, acompañado de minuciosas descripciones visuales que el narrador ya ha demostrado en novelas anteriores.
Ammaniti (Roma, 1966) -quien visitó Buenos Aires en 2008 durante la Feria Internacional del Libro- se ha convertido en Italia en la gran figura literaria de su generación, y entre sus creaciones se destacan “Como Dios manda”, “El secreto”, “Te llevaré conmigo y “No tengo miedo”, esta última -sobre un niño que encuentra a otro oculto en un pozo- adaptada a la pantalla grande.
En la novela, el nuevo rico Sasà Chiatti organiza en su residencia una fiesta que pretende convertirse en el acontecimiento más grande de Italia, con cocineros búlgaros déspotas, cirujanos estéticos, actrices, futbolistas, tigres, elefantes y a la que acudirán el reconocido y vanidoso escritor Fabrizio Ciba y los desquiciados integrantes de la secta satánica Las Bestias de Abadón.
Mientras que Ciba, el protagonista que ostenta una falsa modestia posee cientos de fans, muchos de los cuales ni siquiera han leído sus libros, Mantos, el líder de la secta satánica -un pobre tipo que trabaja de día en el sector infantil de una mueblería y está casado con una bruja que no hace otra cosa que gritarle- encuentra en la fiesta la oportunidad para colocar a las bestias en boca de todos.
“El humor es un medio muy oportuno para poder tratar temas incómodos, pero esto no significa que no se deban hablar también seriamente. Creo que lo mío es un tono ambiguo entre la comedia y la tragedia, donde una carcajada sirve para reflexionar sobre un tema serio, y que así la situación no genere tanta tensión al lector", había dicho el escritor a Télam durante la visita realizada al país.
Algunos han notado en la narrativa de Ammaniti una crítica extrema y con desparpajo de la Italia actual: en la super fiesta que organiza este magnate de la construcción en el centro de Roma, se pasea una constelación de políticos, escritores, actores, futbolistas, millonarios, capaces de vender su alma al diablo por figurar en una portada de una revista.
“Cruel, malvado, amoral, divertidísimo, Ammaniti retrata brillantemente una Italia desquiciada”, ha dicho de él la revista francesa Les Inrockuptibles, mientras que el diario estadounidense The New York Times sentenció: “La nueva palabra italiana para el talento es Ammaniti”.
La novela, que no cesa de recibir críticas elogiosas -algo de lo que el autor también se burla en estas páginas-, fue comparada también con “La dolce vita” (1960) de Fellini, la película de tono delirante y pomposo protagonizada por Marcello Mastroianni.
“Que empiece la fiesta” aporta iguales dosis de humor, diversión, aventura, fiesta, sexo y amistad sin perder de vista su crítica filosa de la sociedad actual.
En los años 90, Niccolo Ammaniti integró el grupo narrativo denominado Juventud Caníbal (Gioventú cannibale), una antología de cuentos de terror -del policial a la ciencia ficción- de un grupo de autores que buscó impresionar y posicionarse en los medios a fuerza de historias que combinaban violencia, sexo y drogas.