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Quisimos pensar más allá de las categorías heterosexuales

Periodista:
M.S. Dansey
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POR M.S.DANSEY para Clarín (Sociedad-Cultura)

 

“Las preguntas mas sencillas requieren respuesta complejas”, aseguró David Leavitt el martes, durante la presentación de su novela El Contable Hindú , en la librería Cúspide. Pero si algo quedó claro en ese mano a mano que mantuvo con el periodista de Revista Ñ Andrés Hax es que eso de las respuesta complejas solo corre para sus personajes. Las suyas son sentencias cortas y explosivas, latigazos que ponen a trabajar al que escucha en eso de develar la complejidad de las cosas.

 

 

Leavitt es uno de los narradores mas leídos y más queridos de los Estados Unidos. Su nombre ganó popularidad en 1984, a los 23 años, cuando publicó sus primeros cuentos en los que dejaba clara su homosexualidad militante. Pero eso ya quedó atrás; como le dice a Hax en esta charla abierta, “eso es cada vez menos importante”. Lo de hoy es esta novela que publicó en 2007 y ahora llega a la Argentina.

 

Leavitt, corpulento, bonachón, con su mejor cara de yo no fui, lee un capítulo del libro. La historia es real, transcurre en 1913 y tiene como protagonistas a G.H. Hardy, un prestigioso profesor de Cambridge, y a Srinivasa Ramanujan, un brahmán hindú que llega a Londres tratando de develar uno de los grandes enigmas matemáticos de la época. Dice Leavitt que una de los tópicos del libro es la comida y elije un pasaje en el que el hindú, estricto vegetariano, cocina una sopa en su habitación, mientras piensa la teoría de las permutaciones, su gran aporte a las las ciencias exactas. Se sabe, las recetas son fórmulas, y en eso de que cuántas maneras tenemos de dividir siete lentejas y luego ocho y nueve y así progresivamente, el protagonista llega al paroxismo de tener la cama, los muebles y todo el monoambiente cubierto de pequeños grupos de granos.

 

 

“La literatura es, esencialmente, andar fisgoneando la vida de los otros, la de tu familia, tus amigos, tu mundo. Con la historia –a propósito de este libro situado a principios de siglo– es más o menos lo mismo”, dice. El es profesor de escritura creativa en la universidad de Florida y usa un término que definió con sus alumnos, “ investigaciones desenfocadas ”. Dice que realmente, duda de que la universidad pueda enseñar a escribir, pero bueno, que le da un seguro médico.

 

La conversación se extiende un poco más y al final un puñado de fanáticos lo rodea tratando de sacarle un autógrafo. Aprovechamos la intimidad para preguntarle sobre una denuncia por plagio que afrontó en 1993, por su novela Mientras Inglaterra duerme . Sir Stephen Spender lo acusó de haber copiado su autobiografía. Y algo de eso había, Leavitt terminó admitiendo que la historia lo había inspirado. La pregunta es, David ¿cuál de los dos libros es mejor? “¡El mío, por supuesto!” ¿Qué es entonces original? “Nada –sentencia– nada, nunca más”. Y trae a colación su libro Arkansas , donde él mismo es uno de los protagonistas y aborda el asunto del plagio haciendo su descargo.

 

 

Y sí, es un poco descarado. Su pareja, Mark, anda dando vueltas por ahí, a la distancia necesaria como para no interferir en el juego. “Buenos Aires es una ciudad amigable ”, continúa el escritor. Que se entienda: gay friendly . Confiesa que es un promotor de la ley de matrimonio igualitario, pero que nunca se casaría. “Fui testigo de todo el daño que la figura del matrimonio le hizo a la generación de mis padres. Vi gente muy infeliz, atrapada. En los primeros tiempos del movimiento de liberación homosexual nos gustaba pensar otras maneras que fueran mas allá de las categorías heterosexuales ”. Dicho esto, no quiere quedar como aguafiestas e insiste en la importancia de poder elegir lo que cada uno quiere. “Con Mark estamos juntos hace veinte pero somos un poco hippies”. Y el latigazo: “Soy un poco cínico al respecto”.