Recreo provechoso
- Periodista:
- Javier Mattio
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Liberándose por un rato de su popular y consagrado rol de novelista (que legó el exitoso debut Dientes blancos, seguido de El cazador de autógrafos, Sobre la belleza y la inminente NW), la inglesa Zadie Smith (1975) escribió a lo largo de su aún corta carrera una serie de textos de encargo editorial o periodístico que encuentran su antología en Cambiar de idea, volumen de ambición unificadora que demuestra que la no ficción puede llegar a ser tan amplia como lo permite su designación negativa: aunque comience con una serie de ensayos, Cambiar de idea incluye crónicas, comentarios de cine, textos autobiográficos y hasta consejos para escritores.
Pero lo más interesante del asunto es que Smith nunca deja de ser “novelista” a la hora de abordar esa miscelánea: valiéndose de su elocuencia y virtuosismo para escribir sobre cualquier cosa a sus anchas y de la libertad de poder tratar ciertas cuestiones sin el peso de ser la “especialista” de turno, la autora consigue generar una amenidad superficial sólo en apariencia, suficiente para que Cambiar de idea adopte un ritmo fluido, envidiable, al que colabora la heterogeneidad temática de los artículos, repartidos en las categorías (también caprichosas, heterodoxas y de una pretendida ingenuidad) Leer, Ser, Ver, Sentir y Recordar.
Y es que todo valor (literario, humano) para Smith parece rondar en torno a la sinceridad, de la que ella abusa sin complejos, matizada por ciertas dosis de humor punzante, el mismo que le da vivacidad a su ficción. Es esa combinación irresistible sumada a su aguda sagacidad de lectora la que destella en los primeros textos del libro, aquellos que más merecen el rótulo del “cambiar de idea”: recurriendo al rescate del detalle por sobre el conjunto, Smith convence y se convence de que un best-seller sensiblero puede ser grande, de que la indefinición literaria de E. M. Forster encubría una singular nobleza, de que el sentimentalismo de George Eliot tenía algo de vanguardista y de que Kafka pudo ser un tipo común y corriente.
Los ensayos más atractivos, quizá, son aquél que contrapone Barthes a Nabokov (el primero escribió La muerte del autor y el segundo Pnin, según Smith la novela que más “controla” al lector) y el que enfrenta a las dos novelas del siglo XXI: la “realista” y la “experimental”, por así decirlo. Y, para los curiosos de la usina de un escritor, “Esa sensación de oficio” es imperdible.
Después, quedan textos más o menos llamativos, todos disfrutables, entre ellos una triste crónica de Liberia, una cobertura de los Oscar sin famosos, retratos de Greta Garbo y Katharine Hepburn de un riguroso fanatismo, unas memorias sobre el padre muerto que terminan versando sobre el humor inglés y un análisis de la obra (trágica) de David Foster Wallace. Al final, Smith prueba que cambiar de idea puede resultar una tarea audaz, ligera y hasta dichosa.
Cambiar de idea
Zadie Smith
Salamandra 2012
413 páginas
$ 95