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Volver a la naturaleza

Periodista:
Armando Capalbo
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El prestigioso escritor finlandés Arto Paasilinna (Kittila, 1942) escribió El año de la liebre , su novela más importante y reconocida internacionalmente en 1975 (ahora traducida al español por Anagrama), llevada al cine en dos ocasiones: en 1977 por Risto Jarva y en 2006 por Marc Rivière. Ya se conocían en nuestra lengua Delicioso suicidio en grupo , El molinero aullador y El bosque de los zorros . Cómica y ecologista a la vez, El año de la liebre exhuma su gran capacidad profética al representar la cada vez más vigente ambición del sujeto de las grandes ciudades por recuperar su perdido vínculo con la naturaleza y por independizarse de los agobiantes mandatos sociales que convierten la vida diaria en angustia, mediocridad y rutina.

 

En ruta de regreso a Helsinki pero en pleno paisaje rural, el periodista Kaarlo Vatanen y su fotógrafo detienen la marcha tras haber atropellado a una liebre. Milagrosamente con vida, el animalito inspira en el periodista una epifanía por la cual comprende la vacuidad de su mundo cotidiano, el desencanto con su ámbito laboral y la frustración por ser un esposo engañado, aunque ha perdido el amor por su mujer mucho tiempo atrás. Poco a poco, el periodista se aparta de sus obligaciones, deshace sus compromisos, se desprende de su patrimonio y se lanza al bosque. La libertad no es sencilla, pero la conciencia ecológica va creciendo en la mentalidad de Vatanen y alcanza para sobrellevar sus desventuras. Acompañado fielmente por la liebre, comienza a transitar sin rumbo, dejando atrás pueblos y ciudades y desafiando incluso la realidad agreste e indómita de los lugares silvestres: deberá sortear una ciénaga, esquivar feroces cazadores, orientarse en la espesura y adaptarse a una alimentación inusitada. Todo con tal de no volver atrás, de no ceder al conformismo y de convertir en un punzante recuerdo los cuestionables beneficios de vivir en sociedad.

 

Si bien el subgénero de la comedia ecologista es propio de la narrativa de Arto Paasilinna, el relato demarca un singular espacio en el que se cruza la fábula con la aventura iniciática. En ese encuentro complejo de distintas tradiciones europeas, la novela recrudece su propuesta de sentido: una burla mordaz al convencionalismo de la moral burguesa y a los estándares de comportamiento y de expectativas instalados por el llamado Estado de Bienestar. El gran valor de este texto escrito treinta años atrás es la incontestable actualidad de su ácida reflexión sobre la mediocridad, la indolencia y la estupidez, más acechantes ahora que entonces.

 

Es inevitable señalar entre los logros de El año de la liebre el inteligente contraste entre la ironía del narrador en tercera persona y el punto de vista ingenuo del protagonista. Así, la comicidad contiene un crescendo de reflexión que a menudo linda con la amargura. La de Paasilinna es la búsqueda de una geografía simbólica que trascienda los lugares comunes del choque entre lo urbano y lo rural para adentrarse en una proyección casi desembozada en la vieja antinomia de naturaleza/civilización. Con reminiscencias de Jean-Jacques Rousseau y de Henry David Thoreau, el finlandés explora el costado onírico del regreso a la naturaleza, inoculando incluso toques surrealistas en el relato de las desventuras de Vatanen.

 

Más aún, la inverosímil domesticidad de la liebre o el por momentos amable recibimiento del ámbito silvestre compuesto por bosques y montes son juegos compartidos entre texto y lector, por el cual la extrañeza o la extravagancia es el vehículo para plasmar la irrenunciable necesidad de recuperar una felicidad ancestral, primigenia. El accionar de Vatanen, entonces, roza el mito, concebido de una manera contemporánea, favorecido por la ideología medioambientalista y por el detallado estilo de buceo psicológico que el autor despliega en incidentes inesperados. En el productivo encuentro entre ingenuidad y escepticismo se cifra lo mejor de El año de la liebre , que no oculta su férrea inscripción a un tiempo histórico y cultural -los idealistas años setenta- pero que a la vez se expande a una valiosa significación contemporánea: la angustia social es el resultado de una irracionalidad encabritada, de un consumismo inmisericorde y de un imperdonable olvido por los valores más auténticos de lo vital y lo esencial.

 

Comedia al fin, El año de la liebre hace sonreír a través de una rara poesía no exenta del perfume melancólico de las causas perdidas. Sin embargo, Paasilinna y su protagonista Vatanen derrochan entusiasmo: aun contra toda esperanza, el desafío de prestigiar la naturaleza y exaltar su vínculo atávico con el hombre jamás cejan.

 

© Armando Capalbo, ADN Cultura, La Nación