Una novela que habita en la tensión entre ficción y realidad
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- Mariano Pedrosa
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La nueva novela de Juan Villoro sintetiza dos Méxicos opuestos. Arrecife, publicado por Anagrama, ficcionaliza el cruce del paradisíaco Caribe for export y el sangriento territorio bajo dominio del narco.
Un imaginario complejo turístico llamado La Pirámide intenta aggiornarse y evitar la catástrofe económica ofreciendo aventuras extremas a gente adinerada y aburrida. En este escenario todo está dispuesto para el placer, hasta la dosis de riesgo medida de acuerdo a los intereses de los turistas. ¿Qué desea el visitante? ¿La irrupción de una célula terrorista durante la noche? ¿El ataque de una guerrilla azteca en medio de una excursión? Mario Müller, el gerente, encontró la solución: "Un trópico con adrenalina (…) 'El peligro es el mejor afrodisíaco', explica: 'Nadie se permite tantas licencias como un sobreviviente'."
En el resort La Pirámide, la ficción de la violencia compite con la violencia real, la historia arranca con el asesinato de un buzo, "un gringo", que aparece al lado del acuario con un arpón en la espalda. Esa muerte es la rasgadura del velo, poco a poco el mundo real penetra inundándolo todo, obligando a los personajes a indagar en sus vidas y la de sus vecinos para saber quién es quién.
¿Un asesinato? ¿Un pacto suicida? La prosa de Villoro se toma su tiempo para encontrar el camino de la resolución, suma personajes, relatos, anécdotas hasta que, como un dique vulnerado en el punto máximo de su resistencia, la presión acumulada por todo ese material derriba los muros y la narración encuentra su curso.
Villoro, una de las plumas latinoamericanas más reconocidas de los últimos años (premio Herralde 2004 por El testigo), narra la violencia en todas sus escalas: desde la destrucción personal, como la del narrador Tony Góngora –un músico sobreviviente del infierno de las drogas– hasta la trama social cruzada por el narcotráfico, pasando por la violencia ritual de los antiguos Mayas y la "paranoia recreativa". De hecho, si la ficción de Villoro no se termina de entregarse al género policial es porque su interés se centra en comprender el desarrollo psicológico de los personajes. En un movimiento de vaivén, la historia va desde el pasado de los personajes hasta el presente narrativo, de esa manera al reconstruir el rastro de cada uno se crea un fresco del México actual.
La "paranoia recreativa" es el corazón de la novela, que hace de la violencia, fuente de adrenalina y dinero, el centro del disfrute turístico. Así como un arrecife posee su propio ecosistema, el complejo turístico La Pirámide quiere ser una réplica controlada de la sociedad contemporánea. El cuestionamiento de esa ilusión y la realidad a la que alude no impiden que surja la belleza, bajo la forma de una amistad, el amor y tal vez de la redención personal.
© Mariano Pedrosa, Tiempo Argentino