Los gobernadores, con más peso que lo que la historia indica
- Periodista:
- Martín O. Castro
- Publicada en:
- Fecha de la publicación:
- País de la publicación:
En las últimas semanas han vuelto a emerger tradicionales disputas y negociaciones entre los gobiernos provinciales y el gobierno central sobre las formas adecuadas de financiamiento de los aparatos burocráticos y de las políticas públicas desarrolladas. Por supuesto, una faceta del problema remite a la cuestión del llamado federalismo fiscal . Por otra parte, y a poco de andar el período presidencial iniciado en 2011, los debates sobre las posibles candidaturas y el margen abierto (que pareciera ampliarse o reducirse de acuerdo con la coyuntura) de introducir el debate sobre una nueva reforma constitucional aluden indirectamente a la posibilidad de la sucesión presidencial dentro del partido gobernante.
Algunas de las características descriptas le son propias a este específico momento histórico.
Otras, sin embargo, pueden encontrarse en otras coyunturas de la historia argentina , aun en períodos anteriores al advenimiento de los partidos políticos de masas. Las tensiones entre el lugar de las provincias en el ordenamiento político argentino y la conformación de un Estado nacional centralizado siempre ocuparon un lugar relevante en la política electoral y en el debate intelectual. A comienzos del siglo XX críticos del peso del poder central señalaban las debilidades del federalismo argentino ; otros más favorables argumentaban a favor de la dependencia de los espacios subnacionales de las decisiones emanadas del gobierno central . La hegemonía del Partido Autonomista Nacional -escasamente institucionalizado- que canalizaba los conflictos y tensiones entre las elites provinciales entre 1880 y el Centenario proveía del marco para las discusiones entre los políticos provinciales y el gobierno nacional. En cualquier caso, como dijera Rodolfo Rivarola en 1912, “la necesidad de conservar el apoyo del presidente” podía convertir a los gobernadores incluso en favorables a la reforma de la ley electoral, como sería el caso en ocasión de la sanción de la Ley Sáenz Peña.
La naturaleza mixta de los acuerdos consagrados en 1853-1860 y el carácter flexible de las construcciones partidarias posteriores a 1880 definió aspectos salientes de la relación entre los liderazgos presidenciales y las autonomías provinciales.
En la última década la política argentina ha experimentado un proceso de provincialización de la vida política combinada con el surgimiento de liderazgos políticos fuertes de alcance nacional . En lo que se refiere a las sucesiones presidenciales, en la conformación de coaliciones gubernamentales exitosas se ha destacado la confirmación del apoyo electoral de aliados provinciales en el marco de un frente o partido electoral con bajos niveles de institucionalización partidaria. La incorporación de otras construcciones organizativas por fuera de la estructura tradicional del peronismo y el debate sobre la pertinencia de la reforma constitucional introducen una nueva dimensión en los tradicionales cabildeos de los gobernadores en torno a las definiciones previas a las (todavía lejanas) campañas presidenciales.
La importancia de los escenarios provinciales y el rol destacado de los gobernadores en el armado de coaliciones gubernamentales (y en la consecución de mayorías parlamentarias) provee a los políticos provinciales (en proporciones desiguales) de un resguardo frente a una probable intensificación de la centralización fiscal o política . Para los gobernadores opositores este último objetivo puede presentarse ciertamente de resolución más dificultosa.
*Autor de “El ocaso de la república oligárquica (1898-1912)”, Edhasa.