De eso no se habla
- Periodista:
- Coni Salgado
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Esta es la historia de una princesita toda-toda rosa. Y de un libro políticamente incorrecto por un motivo: de eso no se habla. Es ese motivo el que me lleva a escribir y a preguntarme por qué un libro así debe recorrer un camino más difícil hasta llegar a las manos de un chico. Los adultos, en el rol de mediadores, todavía deben (o debemos o deberíamos) romper con algunas barreras sociales. Reírnos de la vergüenza. Ofrecer a los niños la posibilidad de elegir lo que está al alcance de sus ojos.
Nube de corazón, escrito por Cecilia Pisos y editado por La Brujita de papel, apuesta a un contenido diferente, rupturista, controversial y se presenta más merengado que una merengada. Desde la portada, una princesita con los ojos más-transparentes-vistos-jamás que incluye un peinado estrafalario y un montón de burbujas de brillitos invita a abrir el libro.
En un reino de nadiesabedónde
no me pregunten, que no sé nicuándo
todos los lunes había alfombras rojas:
la corte festejaba los cumpleaños.
Las doncellas del palacio comienzan a preparar a la pequeña princesita de ojos de cielo. La delicada FlordeRosa parece estar sumergida en un sinfín de accesorios barrocos que apenas dejan entrever sus facciones de niña real.
En sus manos pusieron un espejo,
frasquitos con perfume y un perico,
flores, que -siempre-quedan bien, y guantes,
pastillas para la tos, dos abanicos.
Después de descender por una gran escalinata, FlordeRosa comienza con los saludos habituales de cortesía. Algunos minutos más tarde un banquete de delicias culinarias se ofrecen frente a ella en bandejas de oro y perlas. Luego: la hora de la danza en el salón del Espejo Encantado. Filas de príncipes de un lado y otro esperan para bailar con la adorada princesita.
Las ilustraciones de Pez acompañan con abundancia de detalles acordes al clima de pompas y realeza. Un gran trabajo caracterizado por una visible exageración que reúne la mayor cantidad de objetos posibles: estampas afrancesadas, peinados elevados, velas, frutas, jarrones, bandejas, rosas rococó, miriñaques, moños, condecoraciones en las solapas de los caballeros, broches, cintas de terciopelo, sombreros majestuosos, joyas, cadenas, bastones, arañas de caireles y trajes de brocato.
Colores pasteles. Luz. Brillos.
La rima conserva el ritmo de un bals de palacio. Suena la música. La princesa se desplaza ahora por la pista, gira en trompo como un cisne alado, levanta las patitas cual flamenco y curva los brazos delicados. Y así transcurre el tiempo cuando…
Y en el final, parece, FlordeRosa
ganó confiaza, perdió del todo el miedo.
Tanto que, a despecho de su nombre,
hizo una reverencia y …
Todo va de maravillas hasta que la rima se acelera en el suspenso y desestabiliza la calma terminando con la compostura de un personaje tan observado y cuestionado por rituales y protocolos. Ni tan drástico, ni tan desapercibido, la lectura de este libro hace ruido.