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Reseña crítica ´La gran casa´; la nueva novela de Nicole Krauss

Periodista:
Nicolás Chiesa
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Para aquellos que estuvieran al tanto del panorama actual de la literatura mundial (es decir, aquellos que repudian el “todo tiempo pasado fue mejor” y aún buscan maravillarse con algo nuevo), La gran casa, tercera novela de Nicole Krauss, era uno de los libros más esperados ¿Por qué? Porque esta neoyorquina treintañera supo escribir en la década pasada dos de las mejores novelas del nuevo siglo: Llega un hombre y dice (ver crítica) y la famosa La historia del amor (ver crítica).

Ahora que el libro se encuentra en la calle, la expectativa llega a su fin y comienza el tiempo de la literatura, el tiempo de comprender que Krauss ha eludido (por decisión propia) toda pompa efectista para refugiarse en párrafos oscuros, de compleja densidad emocional, y un tono elegíaco que les da a los monólogos de La gran casa el lenguaje de la confesión, el arrepentimiento o, sencillamente, la aceptación o resignación ante lo no-deseado, pero qué le importa eso a la vida.

A primera vista, La gran casa guarda en sus genes el chip de La historia del amor: un objeto (en aquel caso un manuscrito, ahora un escritorio) que recorre épocas y lugares con distintas personas que junto a éste trascurren sus días.

Pero algo ha cambiado en aquello que las palabras reproducen: si la adolescente Alma Singer apuntaba hacia adelante, buscando el cambio cansada de ver “triste” a su madre, en La gran casa el futuro es una nebulosa casi inhabitable: los personajes se encuentran atados al pasado que los marca a fuego, a los caminos optados, a las relaciones humanas que configuran, para ellos, una telaraña indescifrable: una herencia que es carga, vaya peso.
Sinopsis y resumen de la novela

El turno de Nadia: solitaria escritora que, décadas atrás, recibió, de préstamo, el enorme escritorio de un joven poeta que, años después, cayó muerto en manos del horror pinochetista. Turno de Arthur: su mujer le ha guardado en secreto durante cincuenta años una decisión sin retorno. De Aaron, anciano israelí que se reencuentra con su hijo Dov, muchacho introvertido a quien siempre lo ha unido una delicada relación. De Weisz, padre de Yoah y Leah, última voz que viene a dar desenlace a la novela.

Qué nadie se preocupe por la multiplicidad de voces. El talento de Krauss garantiza un tratamiento impecable de cada una de ellas, a la vez que garantiza la fluidez de la historia, que tampoco importa tanto. Por sobre los recursos formales de la primera persona se levanta la figura de la escritora, una Nicole Krauss que escoge esta estructura de monólogos para dar rienda a la dimensión argumental de La gran casa. Vaya paradoja, en una novela de devenir argumental aceitado con precisión de relojero, el tono del lenguaje se acerca más a lo reflexivo o confesional que a lo narrativo. Esta visión de vida es lo importante. Pero esta característica, sumada a la atmosfera solemne, le resta cierta fuerza a la segunda mitad de la novela, cuando algunas páginas comienzan a volverse monótonas.

Tras un comienzo exquisito en el que el lector puede reconocer la certera prosa de Krauss, la escritora ha desarrollado un libro extraño: La gran casa ronda en torno a un escritorio, pero el recurso es diferente al de Caballo de guerra (el film de Spielberg donde un caballito pasa de mano en mano atravesando diversos momentos de la historia): cada personaje tiene su propia historia y sus reflexiones respecto de ésta son la novela.¿Está la nueva novela a la altura de las expectativas generadas por La historia del amor? La propia escritora eludió esta pregunta con su trabajo. El tercer libro de Krauss se baja de las luces de las marquesinas literarias. Aquí no hay nada para recomendar con euforia y sí mucho para compartir o reconocer, respirando el constante aire viciado de la novela. Perdido en las complejas hojas de La gran casa, quizá el lector descubra algo más importante que la escritora famosa o el best-seller de turno: quizá descubra el carácter catártico de la literatura. La gran casa no es un libro para que te regalen enfundado en papel brillante y moño. Es un libro adulto para escoger tarde en la noche en una librería, cuando se acerca la hora de regresar solo a casa y, tras leer las primeras palabras, sientes que éstas te llaman, que han sido escritas para ti. Palabras para sobrellevar la vida. Sabrá cada cual otorgarle a éstas la importancia justa.