El sexo es una condena que se escucha tras la puerta
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- Malena Winer
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Alice, la protagonista que da nombre al último libro de Milena Agus (Edhasa) es joven, pero a pesar de su corta edad ya sufrió dos hechos fatales que modificaron su vida: el suicidio de su padre y la internación psiquiátrica de su madre. Ambos actos desencadenados por un engaño amoroso: "La muchachita de la que se había enamorado mi padre tomaba clases particulares con mi madre, que después de la escuela ayudaba a algunos estudiantes. Él le había contado todo a mamá, esa era su costumbre. Una vez, escondida detrás de la puerta, la vi a mamá de rodillas rogándole a papá que le explicara qué encontraba en esa muchacha que ella no tuviera. –Ofelia, perdóname, es simplemente un tanque de guerra del sexo, pasará, ya verás, este tipo de cosas pasan rápido." Testigo de esa plegaria de su madre, y frente a la contundente respuesta de su padre, Alice adquiere una obsesión-misterio: el sexo: "Desde que sucedió la desgracia, tengo como un imán en mi cabeza que atrae y retiene las instrucciones para convertirme en un tanque de guerra del sexo. Decidí que cuando tenga un amor no me abandonará por otra que sea mejor en la cama." Y la novela empieza allí, cuando sola y señalada en el pueblo debe emigrar, para protegerse, a un departamento que le presta una tía en Cagliari. En los habitantes de este edificio, Alice hallará amigos, familiares sustitutos, la ilusión del amor y algunas herramientas para develar el enigma que nació en la separación de sus padres.
Como es habitual en los textos de la escritora genovesa, Italia está presente en cada actividad de los personajes. En Alice, a través de la playa de Proetto, una de las cartas de presentación más bellas de Cagliari según palabras de Giovanino, el personaje más pequeño del libro pero no por eso menos formal en su decir. La comida se huele en cada una de las descripciones y, en un meticuloso trabajo de traducción, las palabras en italiano que se respetan son un código para que no quepan dudas de que, en esos momentos, los personajes están furiosos, y como a los sueños, a la ira no hay mejor manera de expresarla que en la lengua materna, siempre encargada de las expresiones más profundas, de estas que pueblan las páginas de Alice.