Hombres apasionados
- Periodista:
- Andrés Hax
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No se va a arrepentir de haber leído la nueva novela de Chad Harbach, El arte de la defensa , pero tampoco le va cambiar la vida. Es un relato ameno, sólidamente construido, sobre el mundo universitario estadounidense contemporáneo. Principalmente, como nos cuenta Harbach mismo en esta entrevista telefónica hecha hace unas semanas, trata sobre las amistades masculinas en sus varias facetas: desde la competencia atlética hasta las relaciones amorosas. En su centro está el béisbol, pero no hace falta saber nada de ese deporte, tan esotérico para nosotros, para poder disfrutar del libro. El protagonista, Henry Skrimshander, es un brillante atleta que es reclutado, inesperadamente para él, a un pequeño college en el centro oeste de los Estados Unidos. Acá hay una distinción que es desconocida para nosotros. En los Estados Unidos el “college” representa los primeros cuatro años de la universidad, en los cuales se consigue el primer título universitario. Las grandes universidades tienen colleges integrados a ellas, pero también hay colleges independientes (o sea, que no ofrecen títulos de doctorado). La novela de Harbach es muy convencional y correcta. Aborda la adaptación de Skrimshander a este nuevo mundo. Lo acompañan un elenco de personajes que son idóneos para una serie de HBO (ya se han vendido los derechos a ese mismo canal): un compañero de cuarto gay que se enamora del presidente del college, un especialista en Herman Melville; un amigazo del equipo de béisbol que lo lleva a su máximo rendimiento en la cancha; la hija del mismo presidente, una súper inteligente pero torturada adolescente. Etcétera. Harbach estuvo años escribiendo esta novela en la oscuridad sin saber cual sería su destino. Su destino fue un best-séller alabado y endiosado por los guardianes del buen gusto literario estadounidense, como Jonathan Franzen mismo.
¿Por qué el béisbol es un tema tan atractivo para los escritores estadounidenses?
El béisbol tiene una larga historia en este país, especialmente en comparación con otros deportes. Comienza antes de la guerra civil y siempre fue un deporte muy popular. Creo que la evolución del deporte y la forma en la que se ha desarrollado tiene cierta continuidad con la historia de los Estados Unidos. Muchas veces sirve como una metáfora para nuestra sociedad. Esto se ve muy claramente en la historia de las relaciones entre las razas. Jackie Robinson, el jugador de béisbol, fue una figura clave en la integración de las razas. Hay algo atractivo para los escritores en pensar que al escribir sobre la historia del juego estás a la vez tratando de una manera muy directa la historia de América. También, como el béisbol es un deporte lento, es propicio para la reflexión. Es un deporte que nos da tiempo para la descripción y para filosofar. También es un juego muy pastoral y bello. Pero al final se trata de eso: la lentitud del deporte le da al escritor una oportunidad de meterse en la acción y comentarla, de alguna forma.
¿Cuándo supo que quiso ser escritor y cómo fue desarrollando su vocación?
Comencé a escribir ficción en serio después de recibirme de la universidad. Cuando me recibí era joven e ingenuo y estaba perdido en el mundo y comencé a escribir. En parte la motivación era que era un trabajo por el cual no tenía que pasar por una entrevista. Nadie podía prohibirme que me quedara toda la noche en mi escritorio escribiendo cosas que nadie quería leer. En ese momento nunca imaginé que iba a publicar algo.
¿Hay algún costado negativo en el haber tenido tanto éxito con su primera novela?
Hasta el momento en que se publicó este libro yo tenía un trabajo a tiempo completo, entonces era difícil encontrar tiempo para escribir. Ahora no tengo que ir a un trabajo, por ahora por lo menos. Hubo un período después de que salió el libro, como por un año, en que lo único que hice fue publicidad. No escribí nada ese año.
¿Al vender tanto, siente que consiguió lectores que no se imaginaba, que tal vez no son los ideales para su novela?
En parte sí. Parte del libro salió en Sports Illustrated, la revista deportiva más importante del país. Eso fue raro. Pero desde el comienzo fue muy difícil para mí imaginarme a alguien leyendo el libro. Si hubiera pensado en la posible audiencia de la novela, hubiera sido muy deprimente. O sea, era un relato de béisbol por un lado y era un relato gay por otro; esos dos aspectos se cancelaban entre sí, de alguna manera, pensando en potenciales audiencias. Me he dado cuenta de que una de las cosas que tengo que aceptar es que por más buena o mala que sea mi próxima novela a la gente no le va a gustar tanto como la primera. Pero por otro lado me siento increíblemente libre y seguro sabiendo que voy a tener lectores para mi próximo libro. El que más difícil lo tiene es el novelista primerizo, porque no tiene evidencias para sostener que tendría que estar haciendo lo que está haciendo. Eso es muy agotador psicológicamente.
¿Cómo apareció el personaje de Owen? ¿Usted es gay?
No, no soy gay. La relación entre Owen y Affenlight apareció muy temprano en la composición de la novela. Creo que vino de esta sensación… a ver… cuando estás escribiendo ficción no gastas el tiempo pensando cuáles son los temas de la novela. Pero en cuanto a mi idea sobre de qué se trataba el libro muy al principio, creo que pensaba que se trataba de las amistades entre los hombres y sobre las relaciones que tienen los hombres entre ellos. La primera en la novela es entre Henry y Mike -allí empezó el libro. Pero muy rápidamente aparecieron Owen y Affenlight, casi como una versión alternativa de una relación profunda entre dos hombres. Aparecieron casi sin querer cuando escribía una escena que se me fue un poco de las manos. No fue planificado, pero una vez que existió sentí que era importante, porque el libro es sobre el espectro de relaciones masculinas, desde la amistad, hasta el antagonismo deportivo y también este romance gay.
Usted fue jugador de béisbol. ¿Se divierte tanto escribiendo como lo hizo jugando? ¿En algo son comparables? ¿En el estado de concentración estático que puede tener, por ejemplo?
Sí, de hecho, mucho de lo que escribo en el libro sobre béisbol son como reflexiones mías sobre los problemas de escribir. Escribir puede ser muy tortuoso pero también algo muy gozoso. Cuando suceden esos momentos en los cuales estás trabajando ágilmente sin problemas es muy excitante. Pero eso es porque todo el resto del tiempo es tan difícil.