Del barrio a la ficción ida y vuelta
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Mientras escribía en sus ratos libres, entre oficios dispares como el de panadero, empleado de comercio y conductor de un camión, y viajes erráticos por el mundo, Emilio Di Tata Roitberg no podía imaginar que estaba construyendo un verdadero clásico de la literatura del sur. Un best seller patagónico.
Comenzó a bosquejar "El Oso" en 1997 como un relato corto que mutó en un cuento largo hasta llegar a ser una novela corta. Un policial casi casi con todas las letras basado en hechos tan reales como la ficción o al revés. Hoy, la novela negra lleva cuatro ediciones con alrededor de 5.000 libros vendidos y la acompaña una crítica entusiasta. Mientras tanto, en Buenos Aires, se prepara una quinta edición por el sello editorial internacional Edhasa que saldrá a las librerías a mediados de julio. "Me llamó la atención el caso de un chico que todos decían que era muy bueno y del que uno luego se entera que participó en un asalto. Después viene la situación de verlo salir y la actitud de la gente hacia él, y lo que todos dicen, yo mismo: "¿este no estaba adentro?". Me pareció interesante contar la historia de alguien así. Rejuntado las historias de distintas personas que conocí fui desarrollando la novela", le cuenta a "Río Negro", Di Tata Roitberg, década y media después de haber comenzado a escribir su libro y con varias novelas ya publicadas como "Mosquita Muerta" y "Claudia", entre otras.
Di Tata Roitberg es un hombre de aspecto manso. Viste de negro pulcro y escribe varias horas por día en un café del centro de Bariloche al cual llega puntualmente dos menos cuarto de la tarde. Es propietario de una antibohemia que lo ubica en un casillero singular de la escena literaria argentina. Habla de los libros y de los artículos periodísticos de los demás con un respeto que suena extraño en esta época donde ser un poco engreído y polémico paga en pesos. Pero la literatura es apenas un tema en su itinerario. Porque su obra está anclada fuertemente en la realidad más cruda. Como algunos personajes del cine independiente americano, Di Tata Roitberg es un duro sin quererlo, sin darse por aludido. "El ambiente donde vive el personaje central de El Oso es el Bariloche de mediados de los 90, comienza a explicar café de por medio.
–Tomando en cuenta que tiene mucho de retrato social, ¿cómo ha evolucionado aquel ambiente desde que escribiste la novela?
–No mejoró para nada, yo diría que empeoró mucho.
–Tu obra está basada en la realidad e incluso podría decirse que conserva elementos propios del periodismo policial ¿Lo ves de ese modo?
–Soy lector de periodismo, de casos, de crónicas aunque no necesariamente policiales. Como no tengo el apego necesario a la realidad para hacer periodismo no escribo crónicas. A los hechos estrictos y puntuales me gusta darles un giro que sirve a lo que estoy contando. Un periodista debe decir la verdad o lo que cree que es la verdad. Yo cambio el orden de los factores, las posiciones de donde estaba todo, hago literatura.
–Uno se siente muy identificado con El Oso, en buena parte, porque funciona en un ambiente duro sosteniendo su identidad. No hay maquillajes, no hay soluciones al estilo Hollywood, aunque el final de la novela tiene un momento de gran impacto.
–No tengo la intención de escribir algo para mostrar lo social pero en mí se da naturalmente. Si subís caminando por la Onelli, lo ves, es literatura. En los últimos años me invitaron de todos lados a dar charlas, lecturas y una de las cosas que más sorprendía a la gente era descubrir el Bariloche en el que vive El Oso. No se imaginaban que hubiera un Bariloche así. No hablemos del final, por favor, que si no contamos el libro.
–El Oso es un joven que carga con una cruz, un ser bueno que ha caído en desgracia por motivos que hasta cierto punto lo exceden, sin quitarle responsabilidad en los hechos. ¿Cómo es la reacción de los jóvenes frente al personaje?
–He tenido contacto con los chicos en las escuelas, también en barrios marginales y en todos esos espacios los pibes se sienten muy identificados con la figura de El Oso. Cuando tenía 10 años se me metió en la cabeza que quería ser escritor. Alguien me dijo que la mejor manera era leer. Para muchos pibes es el primer libro que leen.
–En tus libros los protagonistas están despojados de glamour, viven en medio de la carencia, son vidas mínimas, sin florituras. A la vez, hay un cierto humor que sobrevuela sus actividades cotidianas.
–Lo que más me gusta es escribir lo que podría denominarse como comedia dramática, historias que tienen una dosis de las dos cosas. La vida es una comedia dramática ¿no? Y "El Oso" es una comedia con algunos capítulos interesantes y un mal final. Con respecto a los personajes de los barrios que aparecen representados en mis libros, son, para mí, héroes de la supervivencia, son seres en el borde, navegando a dos aguas, entre lo legal y lo ilegal, tratando de no embarrarla demasiado.
claudio andrade candrade@rionegro.com.ar