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Un estudio biográfico de Walsh a contramano del mito

Periodista:
Mora Cordeu
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En una compleja articulación entre Walsh y el contexto histórico que le tocó vivir, Jozami integra en el análisis los datos cronológicos con los acontecimientos de una época cambiante, marcada por la proscripción del peronismo, la resistencia, la revolución cubana, la génesis de la lucha armada, el compromiso militante, la vuelta de Perón y la dictadura militar.

Desde esa perspectiva, la evolución de Walsh adquiere relieve y permite comprender sus certezas e incertidumbres en la redefinición de sus elecciones. El libro, recién publicado por Edhasa, no soslaya las contradicciones o el conflicto y devuelve a los lectores una imagen real a contramano del mito.

Eduardo Jozami es doctor en Ciencias Sociales de la UBA, profesor titular consulto en la Facultad de Ciencias Sociales de esa universidad y profesor del Posgrado de Historia en la Universidad de Tres de Febrero.

Entre otros libros publicó "Crisis de la dictadura argentina" (coautor, 1985), "El lugar de la política" (1995) "Ya nada será igual. Argentina después del menemismo" (2000), "Final sin gloria" (2004), "Dilemas del peronismo" (2009) y ha sido coautor y compilador de "Tradiciones en pugna, 200 años de historia argentina" (2011).

 

En una entrevista con Télam dijo lo siguiente:

La descripción minuciosa del escenario político desde la caída de Perón hasta bien entrada la dictadura militar ¿resulta necesaria para entender la tensión entre política y literatura en la biografía de Walsh?

La tensión entre política y literatura irá creciendo a partir de la escritura de "Operación Masacre", momento que cambiará la hasta entonces apacible vida de Walsh, quien se compromete en la investigación de un modo que excede en mucho la tarea profesional de un periodista. Esta tensión hará crisis a fines de los años 60 cuando el escritor -que se ha vinculado más con la militancia-  expresa su angustia en su diario personal por las dificultades para avanzar en la novela que nunca escribirá. 

Mencionás dos hechos que acercaron a Walsh al peronismo: la escritura de "Esa Mujer" y la vinculación con militantes obreros desde la constitución de la CGTA y la investigación de "Quién mató a Rosendo" ¿Por qué los considerás tan significativos?

La escritura de "Esa Mujer" acerca a Walsh, de regreso de su experiencia cubana, a descubrir la centralidad de Eva Perón en la sociedad argentina: la veneración de los más pobres y el odio de los gorilas, aunque la actitud posesiva del coronel que secuestró su cadáver muestra cuanto había en ese odio de envidia y admiración. Más tarde, la relación con los militantes sindicales de Avellaneda que le permite escribir ¿Quién mató a Rosendo? lo introducirá en el mundo del activismo sindical y el peronismo combativo, relación que se profundizará cuando Rodolfo dirija el periódico de la CGT de los Argentinos.

Es interesante ver las distintas versiones de "Operación Masacre" ¿Cómo inciden las experiencias de Walsh en lo que toma o deja afuera de su escritura?

La reescritura de Operación Masacre y la adición de prólogos y epílogos da cuenta del cada vez mayor acercamiento de Walsh al peronismo. El libro podrá leerse finalmente como la saga de la resistencia peronista escrita -paradojalmente- por alguien que en ocasión de la primera edición estaba lejos considerarse peronista. La literatura de Walsh tiene algo de autobiográfico, como ejemplo, la crisis de los años 30 que arruinó a su padre estará presente en uno de sus cuentos, "Cartas" situado en un pueblo del interior bonaerense. 

Esa idea de la continuidad de su obra que atraviesa momentos muy diferentes ¿estuvo presente siempre en la investigación?

A pesar de los cambios políticos señalados, hay una gran continuidad en la obra de Walsh y en su escritura que tiende a hacerse cada vez más despojada. Lejos de toda afectación, Walsh escribe bien porque alumbra la comprensión de lector. Por otra parte, también ciertos temas  -el nacionalismo o el cuestionamiento a la oligarquía- estarán presentes a lo largo de toda su vida.

En la última etapa retoma su rol de escritor y como tal escribe la carta a la Junta Militar. ¿Walsh resuelve el debate sobre el rol del intelectual a fines de los 60?

Cuando Walsh escribe la "Carta a la Junta militar" reivindica su condición de escritor y parece encontrar una respuesta al modo como los intelectuales pueden hacer valer su condición de tales en la nueva situación política. El reconocimiento de la derrota supone buscar nuevas formas de resistencia y en esta nueva vida, menos expuesta pero no menos comprometida, Walsh retoma sus proyectos literarios.

En el libro rechazás la idea de que la "Carta a mis amigos" muestre a un esteta de la violencia ...  

Amparándose en una lectura unilateral de la "Carta a mis amigos", escrita por Walsh bajo la conmoción de la muerte de su hija Victoria, Beatriz Sarlo lo ha criticado como un esteta de la violencia. Quienes sostienen esta mirada no han reparado que al tiempo que escribe esa carta Walsh reclamaba inútilmente a la conducción de Montoneros el abandono de la estrategia militarista.
Walsh creyó en la necesidad de la violencia -como buena parte de la militancia de la época- para enfrentar una política que desde 1955 se apoyaba en la activa presencia de las Fuerzas Armadas en el gobierno y la represión, pero los textos citados de su correspondencia a la conducción de Montoneros muestran que en su razonamiento la política ocupaba el lugar central.

También, te referís a las menciones anticipatorias a la democracia y a los derechos humanos que hace Walsh ¿Por qué considerás que son textos poco `frecuentados`?

Esos textos políticos de los últimos meses antes de su secuestro han sido poco frecuentados por dos razones. Por un lado quienes querían ignorar la militancia de Walsh en Montoneros y recordarlo sólo como un escritor, no podía levantar textos que, aunque criticaran a la conducción, revelan sin duda alguna que Walsh era un militante de la organización. Por otro, quienes están menos dispuestos a suscribir las críticas del escritor han preferido recordarlo como militante montonero, sin enfatizar las diferencias señaladas en los textos dirigidos a la conducción.