Riverside Agency

Realizar una búsqueda avanzada +

Ingresar

¿Olvidó su contraseña? Haga click aquí

"Es necesario un cambio que promueva dirigentes no violentos”

Periodista:
Marina Cavaletti
Publicada en:
Fecha de la publicación:
País de la publicación:
  • Descripción de la imagen 1

El autor dio detalles a El Tribuno de su publicación más reciente: el segundo volumen de Historias de la Argentina olvidada, que abarca desde la Revolución Libertadora, el bombardeo a Plaza de Mayo y la proscripción del peronismo hasta el contemporáneo kirchnerismo. Ignacio Montes de Oca rescata hechos ocultos de nuestro devenir como país y afirma que vivimos en un presente de intolerancia y resalta la figura de Gemes dentro de una minoría de líderes enrolados en una corriente ligada a la no violencia.

¿Qué lo llevó a echar luz sobre cuestiones olvidadas?
La disputa entre historiadores liberales y revisionistas creó relatos antagónicos de nuestra historia. Persiguiendo un relato conveniente, se olvidaron hechos importantes que explican con mayor eficacia el presente. Ambas corrientes fallan al adecuar la historia a la legitimación de sus ideas y la figura de sus líderes. Todo hecho que no sirve a ese propósito es considerado menor o directamente ignorado. Perón, como Sarmiento, fue un personaje plagado de errores, decisiones polémicas y acciones contradictorias. Pero ambos forjaron nuestro país. El problema es que depende de cada autor, uno y otro son genocidas o grandes estadistas sin que haya término medio que sirva para humanizar sus biografías. Este libro intenta cubrir parte de esa brecha.
Afirma en el prólogo que se ha dedicado a rastrear las raíces de la intolerancia argentina. ¿Qué lo motivó a tomar ese hilo?
El presente de intolerancia solo puede explicarse desde la cultura. Estudiar la historia permite encontrar pistas para entender cómo se forma esa cultura intolerante. Unas veces esa violencia es retórica, otras física. Una alimenta a la otra y sirve para reiniciar otra ronda de venganzas y justificaciones. La historia muestra que ese ciclo es una constante argentina y que solo cambian los nombres, pero que el método sigue vigente. El libro propone pensarnos como una sociedad cargada de tensiones irresueltas que funciona como una cantera para crear nuevas generaciones de ciudadanos que ven en la violencia una forma natural de resolver las disputas.

Recalca que no existen demasiadas novedades ideológicas, ¿existe entonces un poder monótono, un pueblo que no busca nuevos líderes?
La ideología de la violencia como instrumento político nace con Mariano Moreno y el fusilamiento de Liniers. Se continúa con la Mazorca rosista y las masacres de Lavalle. Revive en las campañas contra los indígenas y en los malones. El mismo esquema sigue con la persecución a los caudillos federales, las masacres obreras en el siglo XX y en la sucesión de golpes de Estado, grupos paramilitares de derecha y organizaciones guerrilleras. La violencia solo estuvo ausente de nuestra historia por períodos muy breves. Surgieron realmente muy pocos líderes que hayan rechazado la tentación de la violencia para resolver disputas internas. Belgrano, Gemes, quizás Illia o Alfonsín en tiempos más cercanos. Pero el resto, presos de sus circunstancias, la apoyaron o rechazaron de forma pragmática de acuerdo a su conveniencia. No es suficiente un líder para terminar ese ciclo, es necesario un cambio cultural que promueva dirigentes no violentos.

Inicia el segundo tomo de Historias de la Argentina olvidada analizando la denominada Revolución Libertadora, luego la proscripción del peronismo como bisagra de la intolerancia. ¿Qué cuestiones de estos hechos pudo reinterpretar a partir de su trabajo?
El peronismo había formado un partido que pretendía la hegemonía política. Pero del lado contrario existía la intención de borrar abruptamente al peronismo del mapa político y no se privó de bombardear la Casa Rosada para avisar de sus intenciones. La orden que da Perón desde el exilio de iniciar una campaña de resistencia violenta es contemporánea con los fusilamientos de Valle y sus seguidores. Allí se comenzó a relegitimar la violencia y se abre el abismo de las décadas siguientes. La mayoría de la sociedad, el libro explica este hecho “maldito” de nuestra historia, apoyó a unos y otros de forma alternada.
Abarca un período de 58 años, desde 1955 hasta 2013. ¿Observa rasgos que se reiteren más allá de los diferentes funcionarios o modelos económicos?, ¿el fanatismo y la cuestión de los bandos continúan?
El rasgo común es la concepción del otro como un enemigo a derrotar. El diferente es convertido en objeto explicativo del fracaso propio y despojado de todo tipo de atributo positivo. En ese sentido deja de ser un libro de historia para ser un texto que habla de nuestro presente.

En los extremos del libro aparecen el segundo peronismo y el kirchnerismo más reciente. ¿Qué rol juega el radicalismo o la oposición en nuestra historia? ¿Cuál es el papel del peronismo, antaño y en la era K?
El radicalismo fue siempre el contrapeso del peronismo. El fracaso económico de Raúl Alfonsín y el desastre político de Fernando De la Rúa dejó al peronismo en posición cuasi hegemónica. El kirchnerismo y su rara consideración de la oposición como legitimador de sus decisiones, es producto de la inexistencia de un competidor fuerte. Es política real. Sin embargo, la historia indica que todo período hegemónico tiene su fin, como muestra la experiencia de los liberales de 1880, los conservadores que le sucedieron, los militares que derrocaron a seis gobiernos legítimos y del propio radicalismo de Yrigoyen a inicios del siglo pasado.

Recordamos el 2 de abril. Usted ha recopilado testimonios poco conocidos de la guerra de Malvinas en “Tierra de nadie”. ¿Qué reflexiones tiene acerca de aquel conflicto que aún hoy está en la agenda diplomática de nuestro país?
La Argentina viene perdiendo peso económico y político en el escenario mundial desde hace más de un siglo. Ese es el contexto en el que tratamos de explicar nuestro legítimo derecho sobre las islas. En tanto no resolvamos las razones de nuestra decadencia crónica, dependemos de factores fortuitos y externos para que sean restituidas. En 1970 Gran Bretaña estuvo dispuesta a devolvernos las islas. Las disputas internas aguaron la oportunidad al no dar una respuesta adecuada. Quizás Malvinas sea la metáfora perfecta de nuestra incapacidad como sociedad para lograr aquello que nos corresponde.

¿Qué le aportó su mirada de documentalista y periodista al momento de pensar la historia?
El trabajar en la industria del entretenimiento me permitió contar nuestro pasado sin andamiajes teóricos ni notas al pie infinitas. Pretendo hablarle en su idioma. Son imprescindibles los textos académicos, pero también libros que puedan ser leídos con agilidad, quizás como antesala para profundizar en trabajos más complejos y específicos.