Graciela Bialet recrea maravillosamente este cuento de la tradición oral afroamericana, donde un niño llamado Epaminondas hace de las suyas cuando su mamá le encarga sus primeros mandados.
Epaminondas era un poco distraído.Su mamá había deseado mucho tener ese hijo, por eso le eligió un nombre inolvidable: Epaminondas.¡Tanto había consentido a su bebé! Pero ahora que ya iba a la escuela, se quejaba de que no supiese hacer esto o aquello, que se olvidara la mochila en cualquier lugar, las medias en la heladera, los chicles masticados en la tabla del inodoro… ¡Y se enojaba! “Olvidadizo. Despistado. Vive en la luna, este chico”…