Escritora argentina residente en Francia, Laura Alcoba había llamado la atención con La casa de los conejos, una inmersión en los años '70 desde la perspectiva infantil. En Los pasajeros del Anna C. recurrió a su historia familiar para dar cuenta de los avatares de una generación revolucionaria encarnada, en la novela, en un grupo de jóvenes argentinos que viajaron a formarse a Cuba en los años sesenta y volvieron al país, como sus antepasados, en un barco. En esta entrevista refiere la trama más íntima del relato y revela que, en verdad, ella nació en Cuba.
Casi siempre considerada como un hermano pobre de la pintura, una imagen sin original o, en el mejor de los casos, un instrumento gráfico o político, el grabado pocas veces ha recibido la atención que se merece. Pero de todas las décadas, si hay una en la que casi nadie lo imagina brillando, es la del '60. Sin embargo, Arte plural, el libro que la historiadora del arte Silvia Dolinko acaba de publicar, demuestra cómo, en medio de una década de incontenible producción artística, el grabado fue un espacio de experimentación y renovación tan importante y central que hasta llevó al inmenso y despótico Romero Brest a bajar el copete y conseguir con un grabado el máximo premio del arte argentino hasta entonces.
La escritora Laura Alcoba presenta en Buenos Aires su novela "Los pasajeros del Anna C.", acerca del viaje de sus padres a Cuba en 1966 para recibir instrucción militar y reunirse luego con el Che en Bolivia, una experiencia trunca que desde la literatura reconstruye una época y una generación cuyo anhelo era alcanzar un mundo mejor.
"Atlas portatil de América Latina", de Graciela Speranza, presentado bajo el pseudónimo de Agnes S, que será publicado simultáneamente en España y Argentina en el mes de septiembre.
El último libro del escritor italiano, recientemente fallecido, reúne textos de viaje entre los que se destacan las páginas dedicadas a la India y Portugal.
Luis Gusmán, el autor elegido para inaugurar la feria –después de la polémica presencia de Vargas Llosa el año pasado–, sostiene que tomó la distinción "como un reconocimiento que me da la posibilidad de poder hablar de literatura".
No provocará la misma polémica que el Nobel Mario Vargas Llosa en 2011, pero Luis Gusmán, que esta tarde inaugurará oficialmente la 38 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, también dice lo suyo.